martes, 6 de junio de 2017






Son demasiados desencuentros y demasiados secretos, el alma necesita transparencia y el corazón de conciencia. Nada tiene sentido, cuando tu cuerpo no es nada mío. Los momentos son de espera y los deseos de tortura, quiéreme como tú quieras, pero déjame que yo me cuide y mis besos serán tus recuerdos.
                           Orlando Mario Soverchia- YoAmor            


lunes, 5 de junio de 2017


POR SU CULPA



Aquel día fue mi principio… pero un día como tantos.
Tarde de sábado, con nubes espiando lo que hacía, el sol muy tímido, las dejaba muy mansamente. Nada tendría que pasar o nada tenía que esperar, mi traslado era uno más. Caminé sobre veredas rotas, salpicadas de ladrillos, baldosas y tierra, las sorteaba casi como un juego para fijar mi vista a nada. Tranquilo atardecer casi sereno en demasía por ser un medio feriado, pero mí tiempo estaba a un paso de un cambio, transformación inquietante, que sin saber el porqué, se hizo una molestia… y sí… lo fue.
Sobre mi misma ruta una figura se estaba acercando con pasos muy lentos,
me atreví fijar mi mirada  a la suya, a medida que la distancia  era poca, sus ojos color miel, su pelo largo entrecano o con tinta de fantasía, elegante, su ropa ajustada a su cuerpo, hacía una imagen increíble, no había motivos para detener la marcha, pero su… .- ¡disculpe!... ¿sabe decirme usted donde habría un hotel? Su voz entró en mí como un relámpago, trueno, y la tormenta se desató por dentro. Casi entrecortado, perturbado le dije…- no, no, sí perdón… al otro lado de la ciudad, pero no muy lejos. Ella muy amablemente, sonriendo y con picardía… - Si no es muy distante, ¿me podrías acompañar? Nada fue igual, todo fue sublime, de un instante obtuso sin motivos importantes, a un júbilo de estrellas en mi cuerpo… - ¡Si por supuesto!... disculpa. Ella me había tuteado y me sentí más joven por su forma de hablarme, retomamos la caminata en contra mi destino, pero nada importaba, todo era mejor. Su voz sensual y pausada provocaba en mí, deseos que no entendía, o sí, me conquistaba. Inconscientemente arreglé mí cabello, acomodé mí ropa casi sin darme cuenta, sentí la necesidad de verme bien.
- ¿Estabas ocupado o tienes algo importante que hacer?... - No, no, para nada… solo de regreso a mi casa… - ¡A bien! Contestó ella mientras me  comentaba cosas, pero yo, solo estaba tratando de acomodar los sentidos y no escuchaba lo que me decía. Las cuadras no existieron, el tiempo se esfumó, pero no sé qué pasó… estábamos frente a su destino, bronca me dio, maldije la distancia donde nos encontramos, pero ya estaba ese inmenso y ruin cartel, diciendo su nombre.
Se detuvo frente a él, giró su todo, sonrió, acercó su mejilla y me bañé de fragancias suaves, imágenes celestiales atormentaron mi cerebro, cuando un golpe de su voz me dice… - Te invito que entres y cenamos juntos, ¿sí? Hermoso hotel, bella habitación, increíbles decorados, acompañaban ese momento. - Ponte cómodo, me doy una ducha porque estoy cansada y luego tomamos algo. No sabía que estaba pasando o porqué, quien era o que quería, pero el tiempo, al revés de la caminata se hizo eterno, recorrí cada cuadro colgado, piezas de adornos, muebles de estilos terminado en un amplio y mullido sillón, apoyé mi brazo sobre el respaldo para estirarlo, cuando siento tocar algo distinto, giré sobre mi hombre y entontecido vi esa bella mujer desnuda apoyándose sobre mi mano, galopeando mis deseos. Sin permiso entre nosotros, mi boca golpeó sobre su piel y su cuerpo, con desenfreno y sin miedo, chocaron los labios perdidos de lujuria y pasión, las respiraciones fuertes y calientes atenuaron la música, arrancó mi camisa, tiró de mi pantalón y sin tener nada más, los dos éramos Adán y Eva, sentí su boca sobre mi verga, sus manos dos pistones desencajados y sus gemidos de apetito, casi sollozos, volcó mi cuerpo sobre la alfombra y su inmensa desnudez sensual galopeó con frenesí y demencia. Perdidos de histerismo y codicia, nos hicimos pecadores de amantes, deseosos de lo prohibido. Abrió sus piernas, entré en su vagina sin pedir permiso, apretó mi boca y quiso mi lengua hasta su entrañas, gritaba que todo lo quería y como una culebra embravecida, dio vuelta su cuerpo y su culo lo hizo mío. Penetré toda su profundidad, el zarandeo de su cuerpo caliente y mojado, sin saber cuánto tiempo fue el mío, dos gritos fueron los alaridos de especies salvajes, porque estallamos en el más caliente de los orgasmos. Agotados, desnudos y abrazados por el descarriado amor, nos miramos enamorados con lágrimas en los ojos, contentos y perdidos en el tiempo, sus labios rojos y carnosos lo apretó junto al mío, y en un susurro me decía, eres un amor para amar.

                                     Orlando Mario Soverchia- YoAmor        D/R

                                                              Derechos reservados      

viernes, 2 de junio de 2017

AMOR SIN MEDIDA


Estoy aquí, conmigo, intranquilo, pensativo, sin saber el porqué, pero siento algo en mi pecho que no me libera. Me pongo firme en mi estado, quiero sentirme superado, pero este sentimiento que tengo por ti, me hace preocupado. Como puedo sentirme triste si estoy enamorado… Porque mi conciencia me habla ocupando mi mente, diciendo que solo yo soy el que quiere, y para ti, solamente un estado. ¿Soy un niño mimado, o un hombre desencantado? ¿Soy un pobre soñador, y tú una mujer liberal? Porque sí, sé quién soy… Soy ese hombre que ofrece,
un amor sin medida.



                                       Orlando Mario Soverchia- YoAmor

sábado, 27 de mayo de 2017

POR SU CULPA




Aquel día fue mi principio… pero un día como tantos.
Tarde de sábado, con nubes espiando lo que hacía, el sol muy tímido, las dejaba muy mansamente. Nada tendría que pasar o nada tenía que esperar, mi traslado era uno más. Caminé sobre veredas rotas, salpicadas de ladrillos, baldosas y tierra, las sorteaba casi como un juego para fijar mi vista a nada. Tranquilo atardecer casi sereno en demasía por ser un medio feriado, pero mí tiempo estaba a un paso de un cambio, transformación inquietante, que sin saber el porqué, se hizo una molestia… y sí… lo fue.
Sobre mi misma ruta una figura se estaba acercando con pasos muy lentos,
me atreví fijar mi mirada  a la suya, a medida que la distancia  era poca, sus ojos color miel, su pelo largo entrecano o con tinta de fantasía, elegante, su ropa ajustada a su cuerpo, hacía una imagen increíble, no había motivos para detener la marcha, pero su… .- ¡disculpe!... ¿sabe decirme usted donde habría un hotel? Su voz entró en mí como un refusilo, trueno, y la tormenta se desató en mí. Casi entrecortado, perturbado le dije…- no, no, sí perdón… al otro lado de la ciudad, pero no muy lejos. Ella muy amablemente, sonriendo y con picardía… - Si no es muy distante, ¿me podrías acompañar? Nada fue igual, todo fue sublime, de un instante obtuso sin motivos importantes, a un júbilo de estrellas en mi cuerpo… - ¡Si por supuesto!... disculpa. Ella me había tuteado y me sentí más joven por su forma de hablarme, retomamos la caminata en contra mi destino, pero nada importaba, todo era mejor. Su voz sensual y pausada provocaba en mí deseos que no entendía, o sí, me conquistaba. Inconscientemente arreglé mí cabello, acomodé mí ropa casi sin darme cuenta, sentí la necesidad de verme bien.
- ¿Estabas ocupado o tienes algo importante que hacer?... - No, no, para nada… solo de regreso a mi casa… - ¡A bien! Contestó ella mientras me  comentaba cosas, pero yo, solo estaba tratando de acomodar los sentidos y no escuchaba lo que me decía. Las cuadras no existieron, el tiempo se esfumó, pero no sé qué pasó… estábamos frente a su destino, bronca me dio, maldije la distancia donde nos encontramos, pero ya estaba ese inmenso y ruin cartel, diciendo su nombre.
Se detuvo frente a él, giró su todo, sonrió, acercó su mejilla y me bañé de fragancias suaves, imágenes celestiales atormentaron mi cerebro, cuando un golpe de su voz me dice… - Te invito que entres y cenamos juntos, ¿sí? Hermoso hotel, bella habitación, increíbles decorados, acompañaban ese momento. - Ponte cómodo, me doy una ducha porque estoy cansada y luego tomamos algo. No sabía que estaba pasando o porqué, quien era o que quería, pero el tiempo, al revés de la caminata se hizo eterno, recorrí cada cuadro colgado, piezas de adornos, muebles de estilos terminado en un amplio y mullido sillón, apoyé mi brazo sobre el respaldo para estirarlo, cuando siento tocar algo distinto, giré sobre mi hombre y entontecido vi esa bella mujer desnuda apoyándose sobre mi mano, galopeando mis deseos. Sin permiso entre nosotros, mi boca golpeó sobre su piel y su cuerpo, con desenfreno y sin miedo, chocaron los labios perdidos de lujuria y pasión, las respiraciones fuertes y calientes atenuaron la música, arrancó mi camisa, tiró de mi pantalón y sin tener nada más, los dos éramos Adán y Eva, sentí su boca sobre mi verga, sus manos dos pistones desencajados y sus gemidos de apetito, casi sollozos, volcó mi cuerpo sobre la alfombra y su inmensa desnudez sensual galopeó con frenesí y demencia. Perdidos de histerismo y codicia, nos hicimos pecadores de amantes, deseosos de lo prohibido. Abrió sus piernas, entré en su vagina sin pedir permiso, apretó mi boca y quiso mi lengua hasta su entrañas, gritaba que todo lo quería y como una culebra embravecida, dio vuelta su cuerpo y su culo lo hizo mío. Penetré toda su profundidad, el zarandeo de su cuerpo caliente y mojado, sin saber cuánto tiempo fue el mío, dos gritos fueron los alaridos de especies salvajes, porque estallamos en el más caliente de los orgasmos. Agotados, desnudos y abrazados por el descarriado amor, nos miramos enamorados con lágrimas en los ojos, contentos y perdidos en el tiempo, sus labios rojos y carnosos lo apretó junto al mío, y en un susurro me decía, eres un amor para amar.

                                     Orlando Mario Soverchia- YoAmor        D/R
                                                              Derechos reservados      

jueves, 25 de mayo de 2017


ALEGRE DE TRISTEZA

Amanece, ciento movimiento del día, me doy cuenta que tengo una jornada más para enfrentar, mis ojos poco abiertos, mis pensamientos todos partidos, es cuando sin saber porque, me alegro por sentirme triste. Emociones chocadas, caben en mi estado en este momento, inmovilizo mi cuerpo en mi lecho, entrelazo mis brazos conteniendo mi cabeza sobre la almohada, analizo este nuevo paradójico sentimiento. Quiero entender porque está en mí, que reflexión hace esta insensata existencia, una triste sonrisa se dibuja en mis labios, cuando llegan informaciones al unísono, narrando las secuencias de la rara locura a este día. Me siento alegre por estar triste, porque es cuando mi corazón se recuesta en la nostalgia, cuando memorias remotas se tienden junto a mí, siento que no quiero enojarme en este tiempo, creo que no puedo gritar, solo hablar o sencillamente charlar con ternura y comprensión, querer tener en mis manos, soluciones a todo ser que esté a mi vista, profundizo más tristeza al encontrarme solo en este lugar. Mi tiempo del pasado golpea mi pecho, equivocado fui, por tanto mi pena paga el error. Necesito mostrar mis culpas para no esconderme de la vergüenza, no volver a producir dolor, desengaño y mentiras. Enfrentar la vida con poco orgullo, donde la humildad inunde mi ser. Pedir disculpas a todos, cuando con vehemencia me exprese. Evoco a mi madre, mi primer amor, mis hijos y por supuesto con sus frutos. Deliro amar por amar, retozo entre mis sábanas sintiendo confuso momento y necesito llorar,
para sentir mi triste felicidad.

Orlando Mario Soverchia- YoAmor D/R
derechos reservados

martes, 16 de mayo de 2017


 Buenas tardes, buen fin de semana... y llueve, estiro mis suspiros con cansancio de sequedad en mi corazón, mis manos no tiene una piel para tocar, mis labios no encuentra una boca para humedecer, mis ojos no ven figura de amor donde reposar, y sin saber porque, sigo pensando que estoy en ese lugar, solo que no puedo saber porque no aparece, porque tendría que estar conmigo esa mujer que tanto quiero amar.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor D...
Un abrazo, un beso, una caricia, un te quiero, un te amo, no se pide ni se mendiga. Se recibe

Orlando Mario Soverchia O/R.
derechos reservados
El tiempo me pide que a la vida la tengo que transitar, el tiempo me pide que haga todo lo que debo hacer, las situaciones me piden que las cumpla en el menor tiempo y bien, el cuerpo me está diciendo que no puedo todo, la mente me pide que ordene todo para poder realizarlo, los sentidos se están mezclando y el corazón se está molestando.

Orlando Mario Soverchia- YoAmor         D/R

lunes, 3 de abril de 2017



LOS TE, DE UN AMOR


Te extraño, te pienso, te imagino, te necesito, te quiero ver, allá voy, estoy viajando, estoy llegando, te veo, te huelo, me acerco, te toco, te miro, te abrazo, te beso, te hablo, te comento, te enojas, te alejas, te llamo, te vas, te grito, te das vuelta, te pregunto, te excusas, te avergüenzas, y yo. Te dejo.



Orlando Mario Soverchia- YoAmor

jueves, 16 de marzo de 2017

YO SABÍA, PERO NO QUERÍA



Aquella tarde de sol me había preguntado y le he preguntado,
como es la manera de querer o de querernos?,
nada respondió, solo un gesto y el silencio fue su respuesta,
me acerqué más a su lado, tomé su mano y la apreté junto a la mía
y salimos a caminar por esa vereda maltrecha casi de olvido.
El brillo nos daba a los ojos y una excusa fue bajar la cabeza,
Volví a ese momento de incertidumbre, dudas, aclaraciones,
pero mis sentidos y sentimientos se inquietaban por ese no sé gestual
Mi corazón empezó a sollozar, mis ojos se encontraron brillosos,
Busqué su mirada entre la precaria visera sobre mi frente,
Nada había en sus mohines, todo era igual, sacudí su brazo,
necesitaba un sonido de voz, su mirada lánguida y penosa,
se posó sobre la mía, triste y desentendida, pero sabía.
Sentí la más tremenda y estruendosa palabra que no quería.
Aquellas letras escuchadas en sus labios, fueron el desorden,
de frases estúpidas e imbéciles que un ser le decía a otro,
NO TENGO UNA MANERA NI TAMPOCO ME IMPORTA
PORQUE NADA SIENTO Y NO SE QUE ES QUERER.
Detuve la marcha, paré toda mi vida, solo en ese instante,
quise no entender que revoloteaba en la atmosfera,
La tarde de resplandor nubló toda imagen y mi necia pregunta fue,
¿Entonces? no soy nada para ti, y su cabeza con alivio,
sacudía de arriba abajo como descargar su pesadez.
Se desgarró mi pecho, se frustraron mis ilusiones de amar,
enojé todo mis gestos, entristecí mis palabras, tendí mi dolor en mi mano,
apreté la suya, y muy suavemente con lágrimas en mis ojos y en el alma, humildemente casi sin fuerza y aliento, le dije:
te amaba como no te imaginas, yo sabía, pero no quería saber.


Orlando Mario Soverchia- YoAmor

martes, 7 de marzo de 2017

                                                       NADA



No tengo nada y nada es mucho, mucho porque es lindo tener un poco de ese mucho, aunque ese poco sea mucho para mi nada y el nada no llega  ser mucho, por eso es mejor no tener nada y no tener mucho mal tenido.
Nada es nada de lo mucho, amor es mucho y nada es odio, pero quiero nada de odio y mucho de amor, como nada de olvido y mucho de recuerdo.
Juntando muchas nadas, encuentro nada de muchos amores y me dejaron nada por muchos dolores. Quiero entonces nada de mucho y mucho de nada, porque los muchos y las nadas están en mí todo.

                           Orlando Mario Soverchia- YoAmor    

domingo, 22 de enero de 2017

¡QUE LINDA QUE SOS!!!


Estabas esperándome, en aquel lugar… ¡Que linda que sos!!!
Me acerqué y te dije hola… ¡Que linda que sos!!!
Nos besamos muy tiernamente… ¡Que linda que sos!!!
Observé tus ojos detenidamente… ¡Que linda que sos!!!
Tus labios acompañaban una sonrisa… ¡Que linda que sos!!!
Tú figura un paisaje de primavera… ¡Que linda que sos!!!
Tú voz muy sensual diciéndome te quiero… ¡Que linda que sos!!!
Una caricia tuya, recorría mi piel… ¡Que linda que sos!!!
Un abrazo de ambos muy apretado… ¡Que linda que sos!!!
Por eso ahora te digo y me digo…
¡Que linda que sos!!!

YoAmor


viernes, 13 de enero de 2017





Eres perversa, con ese cuerpo desnudo, te acaricias porque te pones crema, te perfumas sobre tu cuello, tus manos se deslizan sin apuro y mis ojos las acompaña, mis sentidos están latiendo, mi sangre corre más de prisa, mis pensamientos ya no se controlan y es el momento que ya eres mía.

                                       Orlando Mario Soverchia- YoAmor

jueves, 12 de enero de 2017

                                        PROHIBIDO AMOR


Ese día, tenía que ser distinto, algo especial, inolvidable, cruel.
Caminaba con un tanto de enojo y aburrido, mirando con la vista perdida,
valla a saber dónde o por quien, que ese instante me entretenía, cuando una vos muy sensual y angelical, hizo cambiar toda mi postura. Nada ni nadie se había asomado de esa forma, una bella mujer, ojos grandes, labios carnosos y muy rojos, se hacían cómplice de una preciosa sonrisa, su cuerpo elegante, vestido con ropa muy ajustada, ilustraban aquellas curvas que recorrí con goce de arriba abajo y plasmé todo mi fantasía en un instante de mi adolescencia.
Ella, una mujer de cuatro décadas, yo portaba la incertidumbre y el sentir de los deseos de mis dieciocho, un encuentro de edades y choques de juventudes, todo era bendito.
Su voz, golpeó mi alma, mi pecho y mi cerebro, aturdido y emocionado, sin saber lo que dijo, acerque mi boca a su mejilla y ella muy delicadamente, rozó su piel sobre mis labios.
Su mano tocó mi cara, preguntando por un lugar, no supe donde me encontraba, solo delante de ella, balbuce como un niño de corta edad, su mirada penetrante fijaron mis ojos claros, los de ellas serían más aún, estaba en el paraíso de la perfección, nos perdimos en ese cruce visual que dijeron gustar, su pregunta y mi respuesta ya no fueron tal, solo saber con quién estaba ella y con quien me encontraba yo, me tomó de la mano y nos hicimos cómplices de lo que el silencio nos narraba. Subí a su coche, su perfume me abrazó más aún, sus piernas, tímidamente hablaban de su cuerpo, su pelo negro y la blancura de su piel, hacían el contraste perfecto de esa figura desnuda. Llegamos, el lugar un paisaje de colores sin control, nada nos dijimos, solo miradas de reojo, sonrisas cómplice de no saber hasta dónde.
Aquel momento sublime había llegado, quedamos solos, sin nada alrededor, sin motivo porque estar uno frente del otro, o sí… creo que mucho, los ruidos se callaron, el silencio cantaba una canción de amor prohibido, los dos a la vez despojándonos de todo lo puesto, mostramos todo, yo mi cuerpo joven y fresco, ella, exquisita por donde la observara, toque su figura muy suavemente, temblando con ternura, abrí mis manos, se llenaron de sus pechos, los cobijé y los besé muy lentamente hasta sentirlos muy erguidos dentro mi boca. A medida que los cuerpos se tocaban se impregnaron de lujuria sin control, me sentí joven, me vi hombre, me sentí perdido y lo peor... me sentí enamorado de todo lo que esa mujer me estaba haciendo, enseñando, entregando, no sabía cómo complacer todo lo que ella pedía, o lo que pretendía.
Jugó con mi cuerpo, mis partes fueron de ellas y las suyas las obligaba a sentirlas donde quería, nada era real, todo se trasladaba de una lado a otro en ese cuadrado de sábanas de seda arrugadas y mojadas, no me alcanzaba las manos y mis besos para recorrerla como ella deseaba, no acompañaba mi cuerpo y mi respirar por lo que me ofrecía, descontrolada y enloquecida, gritaba y gemía, quería y suplicaba, pedía y obligaba que no deje de estar dentro suyo. Agitado, rendido, enloquecido y dolido, desplome mi cuerpo torturado de amor, sentí su boca mojada y caliente, recorrer cada poro de la piel. Quemaban los cuerpos mojados, suspiros galopantes murmuraban en ese lugar, y la quietud de los sentidos satisfechos, nos acunaron para quedarnos apretados en un temblor de abrazo. El tiempo del despido llegó de cachetada, no sabía el porque, quería seguir aquel momento, pero su temple y su desnudez, contaban un adiós de aquel prohibido amor, que nunca volví a ver.

                                     Orlando Mario Soverchia- YoAmor     D/R


viernes, 23 de diciembre de 2016


MI ETERNO AMOR

Nos encontramos en la vida con apenas 17 años, bella niña, hermosa joven, preciosa mujer,
Jugamos a los novios, practicamos celos de pareja, sellando sentimientos con marcada seguridad.
Pasó el tiempo, los lazos se fueron lacrando en cada momento de nuestra existencia.
Llegaron los hijos, descontrolaron todo lo que habíamos planeado, pero más aún nos pegábamos unos del otro.
Eras feliz y yo, más todavía, nuestra familia crecía, nos veníamos más grandes y se agrandaba nuestro querer.
Cada día, era un placer sentirte a mi lado, cada día, eras más bella señora para pretender.
Pasó el tiempo llegaron los nietos!… ¿te acuerdas? No alcanzaba las horas del día para sentirlos a gritar, reír y llorar,
pero todo se hacía sublime, miraba tu cuerpo mientras acompañaba a unos de ellos, cambiabas de forma…
me gustabas cada día un poco más, esperaba la intimidad para acariciarte sin límite y tú… tú me dabas todo.
Las lunas pasaron, los hijos y nietos crecieron, hicieron sus nidos y nosotros ahora, estamos
como cuando nos conocimos, con el mismo número de edad, pero al revés… hermosos 71.
Te miro a los ojos, me observas con ternura y yo con placer, percibo tu piel igual que la mía,
arrugas de encanto, huesos marcados de años unidos, tus labios son nostalgias de apasionados besos,
pero que aún te sigo pidiendo y como siempre nunca me has dejado sin complacer.
Sentados en nuestro lugar de siempre, la habitación nuestro paisaje y la ventana nuestro horizonte.
Viajamos por nuestras edades, cada día que estamos a la par, acaricio tus piernas, tu mi espalda,
Beso tus pechos como aquellos de juventud prohibida, y siendo todavía tus suspiros como esos días.
Jugamos a los amantes descontrolados, de pasiones perdidas por el deseo, aunque los movimientos,
Ya se hagan lentos, pero cada parte de los cuerpos se desean como niños sin control y sin equilibrio.
Quiero decirte querida mía, que la vida te está pidiendo ya su tiempo, cada segundo de lo que tenemos,
lo compartiremos como dos amantes en un lecho de juventud, y cuando tú partas, juro que partiré contigo,
porque mi alma y mis sentimientos nada tendrá que hacer aquí, porque tú… tú eres mi amor eterno.



Orlando Mario Soverchia- YoAmor

miércoles, 14 de diciembre de 2016

COMPARACIÓN




Cada momento de mi existencia, es el momento en que te extraño.
No suelo pensar en el amor que se fue, con el que llega por si es mejor,
pero esa regla de mis sentimientos, las has doblegado sin razón y sin perdón.
Ya no sé si es el correcto o el que incomoda, solo sé que cada día, me trasiega.
Siento que todo da vuelta sin sentido y con mucha porfía, te quiero en mis brazos.
Rotas las leyes de la razón, avanzan las emociones de mi corazón y me gusta esta confusión.
Juego contigo en mi lecho de imaginación, desnudo tu ser, dejo sin ropa tus deseos.
Perdidos por lo que queremos y lo que debemos, revolcamos todo en un momento de pasión.
Tardío el sonido de las palabras, dice que nuestros cuerpos hablaron en silencio,
se maltrataron con apetitos de ternura, con todo aquello prohibido y locura de tantos besos.
Necesito salir de este estado emocional, porque eres tan real en mí pensar,
que en este momento tan personal, me doy cuenta, sos mi gran amor sin comparar.

Orlando Mario Soverchia- YoAmor




Estoy pensando tantas cosas... Pero lo que mas pienso, que estas en mi mente, en mi corazón, en mis sentidos, en mi alma, en mi recuerdo de hace un instante, en mis ojos, en el aroma y tacto de tu piel, en tus formas curvadas que ya me excitan, en escuchar tu voz sin sentirla, pero también estoy pensando, que ya no estás a mi lado, como te pensaba cuando pensaba.

                                                                Orlando Mario Soverchia- YoAmor

martes, 13 de diciembre de 2016



Está cayendo la tarde, el sol guiñó el ojo entre hojas que danzan a lo lejos, la brisa me acaricia muy suavemente y la nostalgia de unos días me abrazan, quise pensar que no es verdad, pero los sentimientos me retan por no querer. Todo ha vuelto, tus ojos, tus labios, tu boca, tu voz, tu cuerpo, pero mucho más fue el atropello, cuando mis oídos creyeron sentir diciendo...Te amo para toda la vida. Cuando te has ido sin pedir permiso y sin que nadie lo quiera, solo Dios lo pidió y sin creer que fuese realidad, me estoy dando cuenta que mi amor murió junto a ti.

Orlando Mario Soverchia- YoAmor 



 LO QUE PUEDO VER


La tarde me está acompañando, el sol y las nubes, juegan con su cielo, lo esconden y lo muestran, pero lo que si me dejan ver, recuerdos de juventud de adolescencia de amor, de sentimientos rotos, de lágrimas estúpidas por alguien que no merecía, de explicaciones risueñas y burlonas de lo inexplicable, de hipocresía perversa destruyendo ilusiones, de un todo morboso que hizo, caer miles de sueños. Por lo que ahora quisiera, que ya fuese noche, que esa oscuridad cobije mi tristeza, porque ella es la cómplice y compañera de muchas vergüenzas, porque no quiero sentirme desdichado con aquellos recuerdos, de saber que nada importé que el corazón aturdido y perdido seguía lo tonto de aquel vivir, donde lo único que tuve un amor truncado.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor

jueves, 24 de noviembre de 2016


  
ABANDONO


Eres mi pared, mi muleta y todo mi sostén.
Lágrimas de dolor, brotan sin un porque.
Siento destrozarme por dentro, me lastimo por fuera.
Soy un niño en el purgatorio del sentimiento.
Pienso tu imagen, advierto tus gestos.
Necesito tu vos, desespero por tu cuerpo, enloquezco por tu esencia.
Cada caminar de mis memorias en tu figura de mujer,
doy cuenta que lejos te has ido, abandonando mis sentidos.
Necesito entenderme y entenderte, pero nada ya concibo.
Tú abandono de mí querer y el desprecio sobre mi amor,
mutilaron mis sentimientos, enterrando mis pasiones.
Cuanto tormento recorre mi entraña,
cuantas heridas de ese cuchillo, tajan mi alma.
Amor mío que ya no eres mío,
si supieras cuanto te llevas,
si supieras el vacío que dejas,
porque ya no hay pared, muleta ni sostén.
Por lo que estoy en total abandono.

Orlando Mario Soverchia- YoAmor