martes, 13 de junio de 2017


TE ACERCASTE


Cuando te fui a buscar, miré tus ojos, luego tus labios.
Sonreíste muy suavemente.
Acercaste tu cuerpo, y sentí tu piel embriagarme.
Me abrasaste muy tiernamente, y tu figura envolvió mis deseos.
Una caricia tuya sobre mi cara, y mis sentidos alucinaron.
Tu boca sobre la mía, y mis pasiones desbordaron.

Tus palabras repletas de susurro, y ya nada tuvo sentido.
Acariciaste mis intimidades, y todo fue sublime.
Tu excitada de lujuria, y yo,
en tus brazos enamorado.


Orlando Mario Soverchia- YoAmor

martes, 6 de junio de 2017






Son demasiados desencuentros y demasiados secretos, el alma necesita transparencia y el corazón de conciencia. Nada tiene sentido, cuando tu cuerpo no es nada mío. Los momentos son de espera y los deseos de tortura, quiéreme como tú quieras, pero déjame que yo me cuide y mis besos serán tus recuerdos.
                           Orlando Mario Soverchia- YoAmor            


lunes, 5 de junio de 2017


POR SU CULPA



Aquel día fue mi principio… pero un día como tantos.
Tarde de sábado, con nubes espiando lo que hacía, el sol muy tímido, las dejaba muy mansamente. Nada tendría que pasar o nada tenía que esperar, mi traslado era uno más. Caminé sobre veredas rotas, salpicadas de ladrillos, baldosas y tierra, las sorteaba casi como un juego para fijar mi vista a nada. Tranquilo atardecer casi sereno en demasía por ser un medio feriado, pero mí tiempo estaba a un paso de un cambio, transformación inquietante, que sin saber el porqué, se hizo una molestia… y sí… lo fue.
Sobre mi misma ruta una figura se estaba acercando con pasos muy lentos,
me atreví fijar mi mirada  a la suya, a medida que la distancia  era poca, sus ojos color miel, su pelo largo entrecano o con tinta de fantasía, elegante, su ropa ajustada a su cuerpo, hacía una imagen increíble, no había motivos para detener la marcha, pero su… .- ¡disculpe!... ¿sabe decirme usted donde habría un hotel? Su voz entró en mí como un relámpago, trueno, y la tormenta se desató por dentro. Casi entrecortado, perturbado le dije…- no, no, sí perdón… al otro lado de la ciudad, pero no muy lejos. Ella muy amablemente, sonriendo y con picardía… - Si no es muy distante, ¿me podrías acompañar? Nada fue igual, todo fue sublime, de un instante obtuso sin motivos importantes, a un júbilo de estrellas en mi cuerpo… - ¡Si por supuesto!... disculpa. Ella me había tuteado y me sentí más joven por su forma de hablarme, retomamos la caminata en contra mi destino, pero nada importaba, todo era mejor. Su voz sensual y pausada provocaba en mí, deseos que no entendía, o sí, me conquistaba. Inconscientemente arreglé mí cabello, acomodé mí ropa casi sin darme cuenta, sentí la necesidad de verme bien.
- ¿Estabas ocupado o tienes algo importante que hacer?... - No, no, para nada… solo de regreso a mi casa… - ¡A bien! Contestó ella mientras me  comentaba cosas, pero yo, solo estaba tratando de acomodar los sentidos y no escuchaba lo que me decía. Las cuadras no existieron, el tiempo se esfumó, pero no sé qué pasó… estábamos frente a su destino, bronca me dio, maldije la distancia donde nos encontramos, pero ya estaba ese inmenso y ruin cartel, diciendo su nombre.
Se detuvo frente a él, giró su todo, sonrió, acercó su mejilla y me bañé de fragancias suaves, imágenes celestiales atormentaron mi cerebro, cuando un golpe de su voz me dice… - Te invito que entres y cenamos juntos, ¿sí? Hermoso hotel, bella habitación, increíbles decorados, acompañaban ese momento. - Ponte cómodo, me doy una ducha porque estoy cansada y luego tomamos algo. No sabía que estaba pasando o porqué, quien era o que quería, pero el tiempo, al revés de la caminata se hizo eterno, recorrí cada cuadro colgado, piezas de adornos, muebles de estilos terminado en un amplio y mullido sillón, apoyé mi brazo sobre el respaldo para estirarlo, cuando siento tocar algo distinto, giré sobre mi hombre y entontecido vi esa bella mujer desnuda apoyándose sobre mi mano, galopeando mis deseos. Sin permiso entre nosotros, mi boca golpeó sobre su piel y su cuerpo, con desenfreno y sin miedo, chocaron los labios perdidos de lujuria y pasión, las respiraciones fuertes y calientes atenuaron la música, arrancó mi camisa, tiró de mi pantalón y sin tener nada más, los dos éramos Adán y Eva, sentí su boca sobre mi verga, sus manos dos pistones desencajados y sus gemidos de apetito, casi sollozos, volcó mi cuerpo sobre la alfombra y su inmensa desnudez sensual galopeó con frenesí y demencia. Perdidos de histerismo y codicia, nos hicimos pecadores de amantes, deseosos de lo prohibido. Abrió sus piernas, entré en su vagina sin pedir permiso, apretó mi boca y quiso mi lengua hasta su entrañas, gritaba que todo lo quería y como una culebra embravecida, dio vuelta su cuerpo y su culo lo hizo mío. Penetré toda su profundidad, el zarandeo de su cuerpo caliente y mojado, sin saber cuánto tiempo fue el mío, dos gritos fueron los alaridos de especies salvajes, porque estallamos en el más caliente de los orgasmos. Agotados, desnudos y abrazados por el descarriado amor, nos miramos enamorados con lágrimas en los ojos, contentos y perdidos en el tiempo, sus labios rojos y carnosos lo apretó junto al mío, y en un susurro me decía, eres un amor para amar.

                                     Orlando Mario Soverchia- YoAmor        D/R

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viernes, 2 de junio de 2017

AMOR SIN MEDIDA


Estoy aquí, conmigo, intranquilo, pensativo, sin saber el porqué, pero siento algo en mi pecho que no me libera. Me pongo firme en mi estado, quiero sentirme superado, pero este sentimiento que tengo por ti, me hace preocupado. Como puedo sentirme triste si estoy enamorado… Porque mi conciencia me habla ocupando mi mente, diciendo que solo yo soy el que quiere, y para ti, solamente un estado. ¿Soy un niño mimado, o un hombre desencantado? ¿Soy un pobre soñador, y tú una mujer liberal? Porque sí, sé quién soy… Soy ese hombre que ofrece,
un amor sin medida.



                                       Orlando Mario Soverchia- YoAmor