domingo, 3 de diciembre de 2017

                                                             DIEGUITO ME ENSEÑO


En una tarde cualquiera, conocí a Dieguito. Su carita dulce, tierna, inocente, y  una mirada preciosa y firme, de ojos grandes y negros, me hablaron sin decirme nada y todo me lo expresó. Sus manos fueron su primer diálogo, llevándola a la pancita diciéndome, ABUELO… ¡HAMBRE!!! … siguió con un, AGUA… MATE!!!... fue el discurso de presentación de aquel ángel que Dios me presentó, en ese angelical día. Conocí el miedo del no poder, el pánico de la vida, la impotencia de la injusticia, cuando él tenía tanto por vivir, y poco hacer. Algunos dicen discapacitados, otros especiales o diferentes y todo es al revés, los discapacitados especiales o diferentes, son los de este mundo. Dieguito está lleno de verdad, pureza, simpleza, deseos, instintos, Dieguito está lleno de amor, tiene todo y no puede con todo, pelea sin saber con su propia vida y juega cada día con su  propio Dios, desafía su destino y nadie sabe cómo le gana al segundo, sin que nadie le ayude. En su alma que su cuerpo no  acompañó, están sus sentimientos, ama como nadie imagina, y desea vivir como nadie lo piensa. Su mente es están sublime, que deja que nos creamos que él es diferente, mientras nos muestra, que nos supera viviendo en desventaja,
Dieguito tiene todo en su cuerpo, que la existencia de la vida, no le dio la oportunidad de ordenar, lo que  el mundo desordena.
Él tiene derecho a seguir, él necesita estar con su gente, porque él, es un ángel en esta vida, porque Dieguito, me enseña lo que es vivir.



                                                 Orlando Mario Soverchia- YoAmor

lunes, 13 de noviembre de 2017

                                                     ESTA NOCHE
                                                  
                                                       


Esta noche, quiero tenerte frente a mí, esta noche, necesito sentir tu voz, esta noche deseo escuchar tus pensamientos, esta noche quiero que sea, como aquellas noches que me mirabas y me decías. -Te amo… no me alcanzaban los brazos para apretarte, respirar tu aliento, darme cuenta que nada ni nadie nos separaría y tu amor, era incondicional y tan fuerte, que mi vida se enmarañaba en la tuya. Esta noche, tiene que ser como tantas noches donde te escuchaba decir.- Nunca me dejes, porque sin vos no sé qué haría… y yo, muy dulcemente, lleno de ternura y de sentimientos, mis labios llenaban de besos,  tu frente, tus mejillas, tus ojos y tu boca. Esta noche, pido ver tu figura, moviéndola de un lado a otro seduciendo mis deseos,  riendo con esa sonrisa tan juvenil diciéndome. - ¡A que no me agarras!… corríamos como adolescentes sin darnos cuenta que nos miraban, pero sentíamos que el amor jugaba entre nosotros. Esta noche, solicito que mi vida me regale ese sueño, que hoy estoy pidiendo en recordarte junto a mí. Y no quiero recordar cuando escuché de tí y de tu otro amor, decir que ya no me querías. No quiero de esta noche, que esa imagen, tomados de la mano y sin pensar el dolor que me causaban, resucite entre las tumbas de mis sentimientos, pero la realidad me golpea sin piedad y sin vergüenza.
Quiero que esta noche no me haga sentir lo que había vivido. El corazón galopeaba entre los escombros del dolor, aturdido y perdido por no entender, porque la vida, me ha dejado en un abrir y cerrar de ojos, el alma vacía y atormentada. Quiero que esta noche mis suspiros de  dolencia, me abracen como yo la he abrazado, cuando ella me decía que moriría si yo no estuviera. Quiero que esta noche mí respirar y mi llanto solo me alcance para gritar, cuanto la quiero y cuanto la extraño, para llorar sin llorar todo lo que mi ilusión en una alegría de amor, termina en suplicar a Dios, que esta noche ya no me interesa vivir.

              

                                       Orlando Mario Soverchia- YoAmor       
                                                      Los dos cuerpos desnudos…



Miré tu figura sin nada y tu mirada en mi cuerpo sin ropa, los ojos no sabían que reflejar. Las bocas entre abiertas y los labios mojados se mordían entre sí. Nos gustaba desearnos, tocarnos y no tocarnos, cada parte de mí, empezaba estar caliente y tú, temblando por tus deseos en sentirme. Nuestra respiración comenzó hacer más profunda y más sentida, los ojos brillosos comenzaban lagrimear, los suspiros eran el reflejo de nuestro estado y todo se borró a nuestro alrededor. Ya nada importaba que las ventanas estuviesen abiertas, la privacidad se quedó en el  apetito de nuestros cuerpos, jugamos con las puntas de nuestras dedos, el mío en tus pechos y los tuyos en mi cuerpo, cada instante se reflejaban en el cosquilleo que sentíamos, nos acercábamos hasta sentirnos piel con piel, los dedos no fueron suficiente y las manos llegaron a nuestra intención. Suave fueron las caricias, los poros se sentían rasposos, signo de goce y encanto, ya nada era distancia, solo dos cuerpos apretados, y revolcados en la lujuria por sentirnos abrazados y deseados. Tus manos llegaron a mis partes y tu boca quiso mi verga, todo era desenfreno de pasión y codicia, me pediste que te bese y mis labios, a tu vagina mojada y caliente. Los besos de los dos, nos hicieron vivir el encanto del goce, y sin darme cuenta, estabas de espalda  ante mí, diciéndome.- Soy tuya. Todo se volvió descontrol, tus nalgas eran el sostén de tu cuerpo parado convulsionado hacia adelante y atrás, me gritabas con exaltación que eras mía y sin pensar en nada más lo que  sentía, mis manos apretaron más aún tus pechos, mordí tu boca que me la ofrecías y juntos llegamos a la locura de un hermoso orgasmo de amor.



                                  Orlando Mario Soverchia- YoAmor

jueves, 19 de octubre de 2017

                              CONVERSANDO CON  EL SILENCIO


Sentados uno frente a otro, nos tomamos de la mano, nos miramos a los ojos, las sonrisas fueron mutuas, recostaste la cabeza sobre tu hombro, me seguiste mirando sin pestañar. Te observé  con alegría, tristeza, miedo, y todo lo que produce un amor casi enfermizo. Me punzaba el pecho el saber que te alejabas, no entendía porque me habías dicho que no podías estar más a mi lado. La tortura del pensamiento y el dolor, se mezclaban para sentir que mis ojos se ponían brillosos. Respiré muy profundo como pude, la voz entrecortada, y con miedo. Te pregunté.- ¿Ya no me quieres? Y tu respuesta fue eterna, el silencio acariciaba mi frente, sentía que no quería escuchar lo que tus labios rojos expresarían, apreté más fuerte tus manos, bajé la mirada hacia un costado, busqué refugio en esa flor que en otro momento era bella, tuve frío, calor, ya no sabía que sentía, o sí, desesperación al darme cuenta que mi corazón empezaba a estar solo, mi cuerpo no estaría tocando el tuyo. Confundido, enojado sin soltarte y  desafiándote, reclamé por tu amor. Tu gesto fue uno solo, dejaste la sonrisa y la mirada tierna, y dibujaste la parquedad en un instante diciéndome.- No tengo amor, ya no  me importa. Se paralizaron los sentidos, se aquietó el lugar, nada se movía, solamente mis ojos sobre tu cara, mis manos ya solas en dos puños, con dolor. Callaste… fríamente mirabas mis vergüenzas producidas por mis sentimientos engañados, mordí mis labios y tú, nada decías. La pausa hablaba con mi alma, turbulencia  de conjeturas y explicaciones se expandían en mis entrañas. No sabía que decirte… que más preguntarte... no quería culparte, pero no era la forma ni tampoco la manera. El silencio se puso a conversar con el tiempo que pasó, y todo seguía igual, parado frente a vos, sentada sin cambiar tu postura, solo la que mis ojos percibían, y era tu indiferencia. Caminé dos pasos hacia tu imagen, miré de un lado a otro para encontrarme con esa realidad, te pedí que me mires, mis palabras entrecortadas fueron.- ¿Estás con otro? Y tu silencio volvió hablar, tardé en reaccionar, mentí a mi sospecha, en querer escuchar un… NO, pero todo fue gritos callados de tu boca, con el brutal movimiento de tu cabeza de arriba abajo. Quiero soledad, necesito quietud, espero piedad, para poder conversar en silencio con mi conciencia maltrecha, y esperar mi desalmado destino.


                                       Orlando Mario Soverchia- YoAmor

domingo, 1 de octubre de 2017

Buenas tardes; El día va dejando su camino, cansado, maltratado, su cara está gris, su cuerpo humedecido por el llanto de la naturaleza. Quiere sobrevivir unas horas más y terminar algo templado. Mientras tanto, vivo mi realidad con expectativa, esperanza... con miedos, incertidumbre, y todo...es un trayecto sobre mi vida, que en unas horas más, terminarán con mis ojos cerrados, para descansar mi cuerpo y mis pensamientos, en nuevos sueños de un gran amor.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor D/R
derechos reservados


29.9.2017

lunes, 4 de septiembre de 2017

AMO



Amo tus manos.
Amo tus caricias.
Amo tus labios.
Amo tus besos.
Amo tu boca.
Amo tu sonrisa.
Amo tu cuerpo.
Amo tu figura.
Amo tu querer.
Amo tu amor.
Amo tu bondad.
Amo tu ser.
Amo tu vos.
Amo tus palabras.
Amo tus ojos.
Amo tu mirada.
Amo tus deseos.
Amo tu lujuria.
Amo tus sensaciones.
Amo tu placer.
Amo a esta mujer.
Amo su todo.


              YoAmor

martes, 18 de julio de 2017

SITUACIÓN


Te pedí un beso, tú me diste una caricia, te mendigué una caricia, me dijiste no sé por qué, te respondí, la necesito, me dijiste, total estas a mi lado, me acerqué más a tu lado y te corrías muy despacio, te dije que te quería, y solo sonreíste, pensé que solo jugabas, para hacer el momento algo distinto, pero tus instintos y las mentiras, me dijeron otra realidad, te fuiste y nunca más volviste. Hundiste mi corazón bajo mis pies, doblegaste el equilibrio de mi cuerpo sin piedad, vaciaste mi nobleza hasta secarle, pero no me importó que humilles mi amor, lo que no puedo superar, es no poder verte más.


Orlando Mario Soverchia- YoAmor

viernes, 14 de julio de 2017


ERES


Esta noche…
Eres mi ilusión, mi soledad, mis recuerdos, mis alegrías, mis llantos,
eres mis ojos, mis pensamientos, mis gritos, mis nervios, mis celos,
eres mi luna, mi sol, mi nobleza, mi pureza,
eres mi sonrisa, mi caminar, mis movimientos, mis pensamientos,
eres mi cuerpo, mi dolor, mi vida, mi corazón,
eres tanto amor, te amo tanto amor, que eres para mí,
mi propia muerte.

Orlando Mario Soverchia- YoAmor

jueves, 6 de julio de 2017

FALSO AMOR


Siento dolor, mucha tristeza,
tengo llantos que no me dejan.
No me di cuenta, que no me querías,
 y gasté mi voz en decirte, te amo.
Cuantas caricias que no la sentías,
y tantos abrazos que no te importaron.
Miradas muy tiernas, que no las veía,
y besos profundos que solo mentían.
Siento vergüenza de mis sentidos,
por no cuidar mí corazón, de tu amor tramposo.
Fuiste alegría infinita, y sos mi angustia fatal,
Te veo muy lejos, te siento muy cerca,
rompiste mi alma y muero por dentro.
Niego mi cuerpo, que siente tormento,
Y quiebro mis fuerzas por tu falso amor.



Orlando Mario Soverchia- YoAmor
SINÓNIMOS DE UN AMOR

Estoy anclado en la nostalgia, parado en mi presente, viajando a mi futuro.
Quiero sentir lo que he sentido, quiero vivir lo que estoy viviendo, quiero pensar en los pensamientos.
Siempre te he llamado de una manera, porque una sola palabra, guarda el infinito, ¡AMOR!
Porque eres amor, y tienes sinónimos de sobras, con este nombre.

Amor  - Dios:  Porque eres una diosa.
Amor  - Ternura:  Porque estas llena de sensibilidad.
Amor  - Amistad:  Porque sos mi amiga incondicional.
Amor  - Simpatía:  Porque ríes para mí, aún cuando sufres.
Amor -  Cordialidad:  Porque siempre  muy atenta sin condición.
Amor -  Llanto:  Porque lloras en las tristezas y en las alegrías.
Amor -  Risa :  Porque en tus labios, siempre hay una sonrisa.
Amor -  Pasión:  Porque estas en todo, dando todo y con intensidad.
Amor  - Cariño:  Porque contienes a todos en un solo momento.
Amor -  Dolor:  Porque  si no te tuviera sabría, de la soledad.
Amor -  Belleza:  Porque tu figura tiene todo para calmar mis deseos.
Amor -  Apego: Porque  desde que estás conmigo, no sabría cómo vivir
Amor -  Intimidad:  Porque cuando necesito calmar mi alma, tu eres silencio.
Amor -  Voluntad:  Porque  siempre estas para mí en todo momento.
Amor -  Querer:  Porque mes has enseñado a reconocer los sentimientos.
Amor -  Celos:  Porque agitaste los tormentos de estos sentimientos.
Amor -  Sexualidad:   Porque sos mi hembra, que me deja enamorado.

Porque eres mi amor, porque siento amor, porque vivo con amor, porque sos todos mis sinónimos  que habitan mi corazón.


                                     Orlando Mario Soverchia- YoAmor 

martes, 13 de junio de 2017


TE ACERCASTE


Cuando te fui a buscar, miré tus ojos, luego tus labios.
Sonreíste muy suavemente.
Acercaste tu cuerpo, y sentí tu piel embriagarme.
Me abrasaste muy tiernamente, y tu figura envolvió mis deseos.
Una caricia tuya sobre mi cara, y mis sentidos alucinaron.
Tu boca sobre la mía, y mis pasiones desbordaron.

Tus palabras repletas de susurro, y ya nada tuvo sentido.
Acariciaste mis intimidades, y todo fue sublime.
Tu excitada de lujuria, y yo,
en tus brazos enamorado.


Orlando Mario Soverchia- YoAmor

martes, 6 de junio de 2017






Son demasiados desencuentros y demasiados secretos, el alma necesita transparencia y el corazón de conciencia. Nada tiene sentido, cuando tu cuerpo no es nada mío. Los momentos son de espera y los deseos de tortura, quiéreme como tú quieras, pero déjame que yo me cuide y mis besos serán tus recuerdos.
                           Orlando Mario Soverchia- YoAmor            


lunes, 5 de junio de 2017


POR SU CULPA



Aquel día fue mi principio… pero un día como tantos.
Tarde de sábado, con nubes espiando lo que hacía, el sol muy tímido, las dejaba muy mansamente. Nada tendría que pasar o nada tenía que esperar, mi traslado era uno más. Caminé sobre veredas rotas, salpicadas de ladrillos, baldosas y tierra, las sorteaba casi como un juego para fijar mi vista a nada. Tranquilo atardecer casi sereno en demasía por ser un medio feriado, pero mí tiempo estaba a un paso de un cambio, transformación inquietante, que sin saber el porqué, se hizo una molestia… y sí… lo fue.
Sobre mi misma ruta una figura se estaba acercando con pasos muy lentos,
me atreví fijar mi mirada  a la suya, a medida que la distancia  era poca, sus ojos color miel, su pelo largo entrecano o con tinta de fantasía, elegante, su ropa ajustada a su cuerpo, hacía una imagen increíble, no había motivos para detener la marcha, pero su… .- ¡disculpe!... ¿sabe decirme usted donde habría un hotel? Su voz entró en mí como un relámpago, trueno, y la tormenta se desató por dentro. Casi entrecortado, perturbado le dije…- no, no, sí perdón… al otro lado de la ciudad, pero no muy lejos. Ella muy amablemente, sonriendo y con picardía… - Si no es muy distante, ¿me podrías acompañar? Nada fue igual, todo fue sublime, de un instante obtuso sin motivos importantes, a un júbilo de estrellas en mi cuerpo… - ¡Si por supuesto!... disculpa. Ella me había tuteado y me sentí más joven por su forma de hablarme, retomamos la caminata en contra mi destino, pero nada importaba, todo era mejor. Su voz sensual y pausada provocaba en mí, deseos que no entendía, o sí, me conquistaba. Inconscientemente arreglé mí cabello, acomodé mí ropa casi sin darme cuenta, sentí la necesidad de verme bien.
- ¿Estabas ocupado o tienes algo importante que hacer?... - No, no, para nada… solo de regreso a mi casa… - ¡A bien! Contestó ella mientras me  comentaba cosas, pero yo, solo estaba tratando de acomodar los sentidos y no escuchaba lo que me decía. Las cuadras no existieron, el tiempo se esfumó, pero no sé qué pasó… estábamos frente a su destino, bronca me dio, maldije la distancia donde nos encontramos, pero ya estaba ese inmenso y ruin cartel, diciendo su nombre.
Se detuvo frente a él, giró su todo, sonrió, acercó su mejilla y me bañé de fragancias suaves, imágenes celestiales atormentaron mi cerebro, cuando un golpe de su voz me dice… - Te invito que entres y cenamos juntos, ¿sí? Hermoso hotel, bella habitación, increíbles decorados, acompañaban ese momento. - Ponte cómodo, me doy una ducha porque estoy cansada y luego tomamos algo. No sabía que estaba pasando o porqué, quien era o que quería, pero el tiempo, al revés de la caminata se hizo eterno, recorrí cada cuadro colgado, piezas de adornos, muebles de estilos terminado en un amplio y mullido sillón, apoyé mi brazo sobre el respaldo para estirarlo, cuando siento tocar algo distinto, giré sobre mi hombre y entontecido vi esa bella mujer desnuda apoyándose sobre mi mano, galopeando mis deseos. Sin permiso entre nosotros, mi boca golpeó sobre su piel y su cuerpo, con desenfreno y sin miedo, chocaron los labios perdidos de lujuria y pasión, las respiraciones fuertes y calientes atenuaron la música, arrancó mi camisa, tiró de mi pantalón y sin tener nada más, los dos éramos Adán y Eva, sentí su boca sobre mi verga, sus manos dos pistones desencajados y sus gemidos de apetito, casi sollozos, volcó mi cuerpo sobre la alfombra y su inmensa desnudez sensual galopeó con frenesí y demencia. Perdidos de histerismo y codicia, nos hicimos pecadores de amantes, deseosos de lo prohibido. Abrió sus piernas, entré en su vagina sin pedir permiso, apretó mi boca y quiso mi lengua hasta su entrañas, gritaba que todo lo quería y como una culebra embravecida, dio vuelta su cuerpo y su culo lo hizo mío. Penetré toda su profundidad, el zarandeo de su cuerpo caliente y mojado, sin saber cuánto tiempo fue el mío, dos gritos fueron los alaridos de especies salvajes, porque estallamos en el más caliente de los orgasmos. Agotados, desnudos y abrazados por el descarriado amor, nos miramos enamorados con lágrimas en los ojos, contentos y perdidos en el tiempo, sus labios rojos y carnosos lo apretó junto al mío, y en un susurro me decía, eres un amor para amar.

                                     Orlando Mario Soverchia- YoAmor        D/R

                                                              Derechos reservados      

viernes, 2 de junio de 2017

AMOR SIN MEDIDA


Estoy aquí, conmigo, intranquilo, pensativo, sin saber el porqué, pero siento algo en mi pecho que no me libera. Me pongo firme en mi estado, quiero sentirme superado, pero este sentimiento que tengo por ti, me hace preocupado. Como puedo sentirme triste si estoy enamorado… Porque mi conciencia me habla ocupando mi mente, diciendo que solo yo soy el que quiere, y para ti, solamente un estado. ¿Soy un niño mimado, o un hombre desencantado? ¿Soy un pobre soñador, y tú una mujer liberal? Porque sí, sé quién soy… Soy ese hombre que ofrece,
un amor sin medida.



                                       Orlando Mario Soverchia- YoAmor

sábado, 27 de mayo de 2017

POR SU CULPA




Aquel día fue mi principio… pero un día como tantos.
Tarde de sábado, con nubes espiando lo que hacía, el sol muy tímido, las dejaba muy mansamente. Nada tendría que pasar o nada tenía que esperar, mi traslado era uno más. Caminé sobre veredas rotas, salpicadas de ladrillos, baldosas y tierra, las sorteaba casi como un juego para fijar mi vista a nada. Tranquilo atardecer casi sereno en demasía por ser un medio feriado, pero mí tiempo estaba a un paso de un cambio, transformación inquietante, que sin saber el porqué, se hizo una molestia… y sí… lo fue.
Sobre mi misma ruta una figura se estaba acercando con pasos muy lentos,
me atreví fijar mi mirada  a la suya, a medida que la distancia  era poca, sus ojos color miel, su pelo largo entrecano o con tinta de fantasía, elegante, su ropa ajustada a su cuerpo, hacía una imagen increíble, no había motivos para detener la marcha, pero su… .- ¡disculpe!... ¿sabe decirme usted donde habría un hotel? Su voz entró en mí como un refusilo, trueno, y la tormenta se desató en mí. Casi entrecortado, perturbado le dije…- no, no, sí perdón… al otro lado de la ciudad, pero no muy lejos. Ella muy amablemente, sonriendo y con picardía… - Si no es muy distante, ¿me podrías acompañar? Nada fue igual, todo fue sublime, de un instante obtuso sin motivos importantes, a un júbilo de estrellas en mi cuerpo… - ¡Si por supuesto!... disculpa. Ella me había tuteado y me sentí más joven por su forma de hablarme, retomamos la caminata en contra mi destino, pero nada importaba, todo era mejor. Su voz sensual y pausada provocaba en mí deseos que no entendía, o sí, me conquistaba. Inconscientemente arreglé mí cabello, acomodé mí ropa casi sin darme cuenta, sentí la necesidad de verme bien.
- ¿Estabas ocupado o tienes algo importante que hacer?... - No, no, para nada… solo de regreso a mi casa… - ¡A bien! Contestó ella mientras me  comentaba cosas, pero yo, solo estaba tratando de acomodar los sentidos y no escuchaba lo que me decía. Las cuadras no existieron, el tiempo se esfumó, pero no sé qué pasó… estábamos frente a su destino, bronca me dio, maldije la distancia donde nos encontramos, pero ya estaba ese inmenso y ruin cartel, diciendo su nombre.
Se detuvo frente a él, giró su todo, sonrió, acercó su mejilla y me bañé de fragancias suaves, imágenes celestiales atormentaron mi cerebro, cuando un golpe de su voz me dice… - Te invito que entres y cenamos juntos, ¿sí? Hermoso hotel, bella habitación, increíbles decorados, acompañaban ese momento. - Ponte cómodo, me doy una ducha porque estoy cansada y luego tomamos algo. No sabía que estaba pasando o porqué, quien era o que quería, pero el tiempo, al revés de la caminata se hizo eterno, recorrí cada cuadro colgado, piezas de adornos, muebles de estilos terminado en un amplio y mullido sillón, apoyé mi brazo sobre el respaldo para estirarlo, cuando siento tocar algo distinto, giré sobre mi hombre y entontecido vi esa bella mujer desnuda apoyándose sobre mi mano, galopeando mis deseos. Sin permiso entre nosotros, mi boca golpeó sobre su piel y su cuerpo, con desenfreno y sin miedo, chocaron los labios perdidos de lujuria y pasión, las respiraciones fuertes y calientes atenuaron la música, arrancó mi camisa, tiró de mi pantalón y sin tener nada más, los dos éramos Adán y Eva, sentí su boca sobre mi verga, sus manos dos pistones desencajados y sus gemidos de apetito, casi sollozos, volcó mi cuerpo sobre la alfombra y su inmensa desnudez sensual galopeó con frenesí y demencia. Perdidos de histerismo y codicia, nos hicimos pecadores de amantes, deseosos de lo prohibido. Abrió sus piernas, entré en su vagina sin pedir permiso, apretó mi boca y quiso mi lengua hasta su entrañas, gritaba que todo lo quería y como una culebra embravecida, dio vuelta su cuerpo y su culo lo hizo mío. Penetré toda su profundidad, el zarandeo de su cuerpo caliente y mojado, sin saber cuánto tiempo fue el mío, dos gritos fueron los alaridos de especies salvajes, porque estallamos en el más caliente de los orgasmos. Agotados, desnudos y abrazados por el descarriado amor, nos miramos enamorados con lágrimas en los ojos, contentos y perdidos en el tiempo, sus labios rojos y carnosos lo apretó junto al mío, y en un susurro me decía, eres un amor para amar.

                                     Orlando Mario Soverchia- YoAmor        D/R
                                                              Derechos reservados      

jueves, 25 de mayo de 2017


ALEGRE DE TRISTEZA

Amanece, ciento movimiento del día, me doy cuenta que tengo una jornada más para enfrentar, mis ojos poco abiertos, mis pensamientos todos partidos, es cuando sin saber porque, me alegro por sentirme triste. Emociones chocadas, caben en mi estado en este momento, inmovilizo mi cuerpo en mi lecho, entrelazo mis brazos conteniendo mi cabeza sobre la almohada, analizo este nuevo paradójico sentimiento. Quiero entender porque está en mí, que reflexión hace esta insensata existencia, una triste sonrisa se dibuja en mis labios, cuando llegan informaciones al unísono, narrando las secuencias de la rara locura a este día. Me siento alegre por estar triste, porque es cuando mi corazón se recuesta en la nostalgia, cuando memorias remotas se tienden junto a mí, siento que no quiero enojarme en este tiempo, creo que no puedo gritar, solo hablar o sencillamente charlar con ternura y comprensión, querer tener en mis manos, soluciones a todo ser que esté a mi vista, profundizo más tristeza al encontrarme solo en este lugar. Mi tiempo del pasado golpea mi pecho, equivocado fui, por tanto mi pena paga el error. Necesito mostrar mis culpas para no esconderme de la vergüenza, no volver a producir dolor, desengaño y mentiras. Enfrentar la vida con poco orgullo, donde la humildad inunde mi ser. Pedir disculpas a todos, cuando con vehemencia me exprese. Evoco a mi madre, mi primer amor, mis hijos y por supuesto con sus frutos. Deliro amar por amar, retozo entre mis sábanas sintiendo confuso momento y necesito llorar,
para sentir mi triste felicidad.

Orlando Mario Soverchia- YoAmor D/R
derechos reservados

martes, 16 de mayo de 2017


 Buenas tardes, buen fin de semana... y llueve, estiro mis suspiros con cansancio de sequedad en mi corazón, mis manos no tiene una piel para tocar, mis labios no encuentra una boca para humedecer, mis ojos no ven figura de amor donde reposar, y sin saber porque, sigo pensando que estoy en ese lugar, solo que no puedo saber porque no aparece, porque tendría que estar conmigo esa mujer que tanto quiero amar.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor D...
Un abrazo, un beso, una caricia, un te quiero, un te amo, no se pide ni se mendiga. Se recibe

Orlando Mario Soverchia O/R.
derechos reservados
El tiempo me pide que a la vida la tengo que transitar, el tiempo me pide que haga todo lo que debo hacer, las situaciones me piden que las cumpla en el menor tiempo y bien, el cuerpo me está diciendo que no puedo todo, la mente me pide que ordene todo para poder realizarlo, los sentidos se están mezclando y el corazón se está molestando.

Orlando Mario Soverchia- YoAmor         D/R

lunes, 3 de abril de 2017



LOS TE, DE UN AMOR


Te extraño, te pienso, te imagino, te necesito, te quiero ver, allá voy, estoy viajando, estoy llegando, te veo, te huelo, me acerco, te toco, te miro, te abrazo, te beso, te hablo, te comento, te enojas, te alejas, te llamo, te vas, te grito, te das vuelta, te pregunto, te excusas, te avergüenzas, y yo. Te dejo.



Orlando Mario Soverchia- YoAmor

jueves, 16 de marzo de 2017

YO SABÍA, PERO NO QUERÍA



Aquella tarde de sol me había preguntado y le he preguntado,
como es la manera de querer o de querernos?,
nada respondió, solo un gesto y el silencio fue su respuesta,
me acerqué más a su lado, tomé su mano y la apreté junto a la mía
y salimos a caminar por esa vereda maltrecha casi de olvido.
El brillo nos daba a los ojos y una excusa fue bajar la cabeza,
Volví a ese momento de incertidumbre, dudas, aclaraciones,
pero mis sentidos y sentimientos se inquietaban por ese no sé gestual
Mi corazón empezó a sollozar, mis ojos se encontraron brillosos,
Busqué su mirada entre la precaria visera sobre mi frente,
Nada había en sus mohines, todo era igual, sacudí su brazo,
necesitaba un sonido de voz, su mirada lánguida y penosa,
se posó sobre la mía, triste y desentendida, pero sabía.
Sentí la más tremenda y estruendosa palabra que no quería.
Aquellas letras escuchadas en sus labios, fueron el desorden,
de frases estúpidas e imbéciles que un ser le decía a otro,
NO TENGO UNA MANERA NI TAMPOCO ME IMPORTA
PORQUE NADA SIENTO Y NO SE QUE ES QUERER.
Detuve la marcha, paré toda mi vida, solo en ese instante,
quise no entender que revoloteaba en la atmosfera,
La tarde de resplandor nubló toda imagen y mi necia pregunta fue,
¿Entonces? no soy nada para ti, y su cabeza con alivio,
sacudía de arriba abajo como descargar su pesadez.
Se desgarró mi pecho, se frustraron mis ilusiones de amar,
enojé todo mis gestos, entristecí mis palabras, tendí mi dolor en mi mano,
apreté la suya, y muy suavemente con lágrimas en mis ojos y en el alma, humildemente casi sin fuerza y aliento, le dije:
te amaba como no te imaginas, yo sabía, pero no quería saber.


Orlando Mario Soverchia- YoAmor

martes, 7 de marzo de 2017

                                                       NADA



No tengo nada y nada es mucho, mucho porque es lindo tener un poco de ese mucho, aunque ese poco sea mucho para mi nada y el nada no llega  ser mucho, por eso es mejor no tener nada y no tener mucho mal tenido.
Nada es nada de lo mucho, amor es mucho y nada es odio, pero quiero nada de odio y mucho de amor, como nada de olvido y mucho de recuerdo.
Juntando muchas nadas, encuentro nada de muchos amores y me dejaron nada por muchos dolores. Quiero entonces nada de mucho y mucho de nada, porque los muchos y las nadas están en mí todo.

                           Orlando Mario Soverchia- YoAmor    

domingo, 22 de enero de 2017

¡QUE LINDA QUE SOS!!!


Estabas esperándome, en aquel lugar… ¡Que linda que sos!!!
Me acerqué y te dije hola… ¡Que linda que sos!!!
Nos besamos muy tiernamente… ¡Que linda que sos!!!
Observé tus ojos detenidamente… ¡Que linda que sos!!!
Tus labios acompañaban una sonrisa… ¡Que linda que sos!!!
Tú figura un paisaje de primavera… ¡Que linda que sos!!!
Tú voz muy sensual diciéndome te quiero… ¡Que linda que sos!!!
Una caricia tuya, recorría mi piel… ¡Que linda que sos!!!
Un abrazo de ambos muy apretado… ¡Que linda que sos!!!
Por eso ahora te digo y me digo…
¡Que linda que sos!!!

YoAmor


viernes, 13 de enero de 2017





Eres perversa, con ese cuerpo desnudo, te acaricias porque te pones crema, te perfumas sobre tu cuello, tus manos se deslizan sin apuro y mis ojos las acompaña, mis sentidos están latiendo, mi sangre corre más de prisa, mis pensamientos ya no se controlan y es el momento que ya eres mía.

                                       Orlando Mario Soverchia- YoAmor

jueves, 12 de enero de 2017

                                        PROHIBIDO AMOR


Ese día, tenía que ser distinto, algo especial, inolvidable, cruel.
Caminaba con un tanto de enojo y aburrido, mirando con la vista perdida,
valla a saber dónde o por quien, que ese instante me entretenía, cuando una vos muy sensual y angelical, hizo cambiar toda mi postura. Nada ni nadie se había asomado de esa forma, una bella mujer, ojos grandes, labios carnosos y muy rojos, se hacían cómplice de una preciosa sonrisa, su cuerpo elegante, vestido con ropa muy ajustada, ilustraban aquellas curvas que recorrí con goce de arriba abajo y plasmé todo mi fantasía en un instante de mi adolescencia.
Ella, una mujer de cuatro décadas, yo portaba la incertidumbre y el sentir de los deseos de mis dieciocho, un encuentro de edades y choques de juventudes, todo era bendito.
Su voz, golpeó mi alma, mi pecho y mi cerebro, aturdido y emocionado, sin saber lo que dijo, acerque mi boca a su mejilla y ella muy delicadamente, rozó su piel sobre mis labios.
Su mano tocó mi cara, preguntando por un lugar, no supe donde me encontraba, solo delante de ella, balbuce como un niño de corta edad, su mirada penetrante fijaron mis ojos claros, los de ellas serían más aún, estaba en el paraíso de la perfección, nos perdimos en ese cruce visual que dijeron gustar, su pregunta y mi respuesta ya no fueron tal, solo saber con quién estaba ella y con quien me encontraba yo, me tomó de la mano y nos hicimos cómplices de lo que el silencio nos narraba. Subí a su coche, su perfume me abrazó más aún, sus piernas, tímidamente hablaban de su cuerpo, su pelo negro y la blancura de su piel, hacían el contraste perfecto de esa figura desnuda. Llegamos, el lugar un paisaje de colores sin control, nada nos dijimos, solo miradas de reojo, sonrisas cómplice de no saber hasta dónde.
Aquel momento sublime había llegado, quedamos solos, sin nada alrededor, sin motivo porque estar uno frente del otro, o sí… creo que mucho, los ruidos se callaron, el silencio cantaba una canción de amor prohibido, los dos a la vez despojándonos de todo lo puesto, mostramos todo, yo mi cuerpo joven y fresco, ella, exquisita por donde la observara, toque su figura muy suavemente, temblando con ternura, abrí mis manos, se llenaron de sus pechos, los cobijé y los besé muy lentamente hasta sentirlos muy erguidos dentro mi boca. A medida que los cuerpos se tocaban se impregnaron de lujuria sin control, me sentí joven, me vi hombre, me sentí perdido y lo peor... me sentí enamorado de todo lo que esa mujer me estaba haciendo, enseñando, entregando, no sabía cómo complacer todo lo que ella pedía, o lo que pretendía.
Jugó con mi cuerpo, mis partes fueron de ellas y las suyas las obligaba a sentirlas donde quería, nada era real, todo se trasladaba de una lado a otro en ese cuadrado de sábanas de seda arrugadas y mojadas, no me alcanzaba las manos y mis besos para recorrerla como ella deseaba, no acompañaba mi cuerpo y mi respirar por lo que me ofrecía, descontrolada y enloquecida, gritaba y gemía, quería y suplicaba, pedía y obligaba que no deje de estar dentro suyo. Agitado, rendido, enloquecido y dolido, desplome mi cuerpo torturado de amor, sentí su boca mojada y caliente, recorrer cada poro de la piel. Quemaban los cuerpos mojados, suspiros galopantes murmuraban en ese lugar, y la quietud de los sentidos satisfechos, nos acunaron para quedarnos apretados en un temblor de abrazo. El tiempo del despido llegó de cachetada, no sabía el porque, quería seguir aquel momento, pero su temple y su desnudez, contaban un adiós de aquel prohibido amor, que nunca volví a ver.

                                     Orlando Mario Soverchia- YoAmor     D/R