viernes, 16 de septiembre de 2016

                                                       AMOR PROHIBIDO

Prometí a mi alma callar para siempre lo que siento dentro mío, prometí a mis sentidos guiarlos fuera de ti, prometí a mi corazón que nada de lo que él me pida haría caso sobre ti, prometí salir de tu asombrosa belleza siendo egoísta con mis deseos... y que me ha ocurrido... sabiendo que nunca llegarás a mí, sentí desesperación por no saber de ti, aunque mas no sea por un segundo de tu vida, ver tus líneas deslizándose como imagen sobre mi vista, con el solo pensar que me prestes tu atención en ese instante, ya mi día se regocija y calmas mis prohibidos sentimientos. Prometí no molestarte nunca más y quiero cumplir con ellas, se están enfrentados mis pensamientos, uno dice que no cumpla, otro que siga siendo íntegro y está el que me grita desesperado y atormentado, que murmulle a tus oídos diciéndote. ¡TE ADORO!... ¡TE ADORO!!!
Aunque nada sea yo para ti, aunque nada hayas prometido y nada hayas hecho por lo que siento, es una inmensa alegría el pensar que tú, te detengas a mirar, lo que yo te he enviado, solo mis emociones dejan entrever todo lo que has logrado en mi... mujercita adulta y carita angelical, no me canso de escribirlo por no cansarme de admirar, ni me canso de extrañar, quisiera ser tu amor inmaculado, tu ser más preciado, sentir tus susurros a mi lado, dejando mis oídos recostado al borde de tus faldas, sintiendo la suavidad de tus manos, acariciando mi cara apaciguada, como la tierna espera de aquel niño cansado. Me duele sentir lo que siento, sufro no poder gritarlo y tal vez imaginar que nada de lo que siento tiene un correspondido destino, salgo de mi, busco a un culpable, reprendo a mis instintos, vigilo mi conducta, pero todo es igual, cada idea, cada intención, cada camino siempre me llevan a ti, PRECIOSA MUJER.
Te pido perdón por no saber cumplir lo que tanto pregoné, y es que SIEMPRE SE DEBE AMAR A UN AMOR QUE SE MERECE. No sé qué decir, ni sé que hacer, solo sé sentir y admirar lo que en tan poco tiempo tú me has dejado llegar, mi corazón está en llanto, mi pensar no está en los cabales, sentidos latentes piden saber a grito, que motivaron tu llegada, tan de repente. Juego al miedo pensado que él puede calmarme y solo descubro que nada ni nadie puede remplazarte, pedí cordura a la inteligencia y solo recibo más de vergüenza, pero ahí es donde pregunto cuál es mi pecado, si solo te siento que no estas a mi lado, decir que me inspiras, sentir lo que envías, creerme un loco porquería, si solo es que no sé cómo fue, pero si tu hermosura, sin padecer, golpeó todo mi ser. 
Imagino tu boca diciendo amor…y con la más dulce voz, diciéndola a cuatro vientos, a tan delicada palabra, delicado y primoroso como tus labios rojos, cuando se acercan a otros, a regalar aquellos besos. Recorro tu mirada en lo poco que observé y nada me olvidé, guardé tu pelo en mis ojos y pude entrelazar mis dedos cuando ya tus manos, lo dejaron a la suelta y yo jugar con ello. Tu mirada de añoranzas llega muy despacio a mi mente, te acompaño con recuerdos y cada gesto de tus cejas, traen a mí, aquellos reflejos de pesares.
Hermosa mujer prohibida, como hago para decir, que quiero que seas mía, si no tengo de ti ni un derecho de tu amor, ni un papel de tu alma, como puedo yo reclamar a tu conciencia que escuche gritar mis suplicas, si nada de lo que ofrezco, tiene valor para comprar tus sentimientos. Por eso linda mía, preciosa naturaleza déjame que me enamore, suéltale a mi locura de amar todo lo que tu ya no quieras, para que yo sin oler tu perfume, ni sentir tus vocales, me arreglaré en imaginar, que te tengo en mis brazos y así poder regalar tu corazón y tu vida, a quien está a tu lado. Me conformo al imaginar que en algún lugar de tu tiempo, tal vez me estés pensado, por lo que ya es mucho saber, con solo eso de ti hay un mundo dentro de mí, poblado de tus sentimientos.
Ya no importa quién me mire o me lea, solo importa lo que escribí para ti hermosa mujer. No pude cumplir, no puedo olvidar, no debo sentir, déjame soñar, déjame llorar a un amor negado, que sin querer pensando solo llegue a su vida en un prender y apagar del tiempo y ahora no sé cómo lograr que se corte, el servicio de una belleza que siempre he esperado.

Mi dulce niña mujer, mi dulce carita angelical, quizás sean mis últimos escritos hacia ti, tu frescura, tu calidez y tu ternura de expresión ya no lo pueda observar, pero si recordaré que el universo lo encontré, cuando miré por primera vez una imagen sin querer.

                               Orlando Mario Soverchia- YoAmor                       D/R