jueves, 16 de junio de 2016

LA PLAYA

El atardecer llega a su descanso, toda quietud,
Comenzamos a caminar tomados de la mano,
Nos alejamos del bullicio sin hablarnos,
Para encontrarnos en la playa de ese lugar,
La fuimos recorriendo muy despacio, tranquilos,
Nos alcanzó la noche y todo se volvió romántico,
El calor nos acompañaba y de a poco, nos alivianamos de ropa,
Nadie estaba en ese lugar, el silencio murmuraba junto al mar,
Los dos estábamos con apenas una sola prenda,
Nos gustaba, nos reímos por ese momento de travesura,
Nos acercamos al agua y nos dimos un beso, lo repetimos,
Sentimos ganas de más y así lo hicimos una y más veces,
Dejamos que los cuerpos se aprieten, se deseen,
Los labios se hicieron cómplice de los desenfrenos de nuestras bocas,
Ya no nos alcanzaba estar de pie, y nos volcamos en la arena,
Sus manos tenía el camino trazado de lo que necesitaba,
Y las mías corrieron tras las suya, nos desvestimos de lo que faltaba,
Nuestra piel sintieron dos sensaciones, tocarse entre sí y el sueldo tibio,
La luna encubridora de lo que pasaba, nos alumbraba lo suficiente,
Su pelo revuelto y enmarañado por los revuelcos,
Formaban la danza de los placeres y de todo lo que sentíamos,
Se volvió desesperada y me pidió que la tome por detrás,
La hice mía, mis manos sobre sus pechos, su cara buscó la mía,
Desesperaba y atrevida, me llevó a sus bajos instintos,
Cada meneo de ambos era un lamento de goce y erotismo,
La tomé por la cintura, más no la podía contener,
Sentí ternura, violencia y locura, sentí que la amaba y me amaba,
Deje caer su espalda y ya todo un descontrol,
El mar nos tocaba los cuerpos y la arena se hacía cómplice de esa unión,
Miré sus muslos, los tuve junto a mi cara y los separé para llegar a su venus
Mis besos no se detenían y los gemidos me los pedían,
Tentación, imaginación, apetencia, hizo que sin darnos cuenta,
Ella entre mis piernas y yo entre las suyas,
La respiración agitada y deseosa, eran la música que nos acompañaba,
Sentí un quejido, noté sus dedos apretados sobre mis piernas,
Levanto su cuerpo del suelo como un aluvión de extravío,
Su figura vestida de arena parado sobre mi rostro,
Me gritó… soy tuya mi amor!… y me entrego en la boca, todo su calor.


Orlando Mario Soverchia- YoAmor