CUAL FUE MI PRIMAVERA…
Estoy… estoy rendido a mi
tiempo, sentado en un lugar cualquiera de mi mundo, contemplando la vida a mi
alrededor, mis ojos perdidos en los vaivenes de la existencia misma, instintivamente,
la palma de mi mano se recuesta en mi mejilla, dejando mi cabeza reposando los
pensamientos, oh Dios… cuantos… se atropellan para querer llegar primero, pero
todos tienen su tiempo, su lugar, su vivencia. La tarde de primavera canta su
llegada, el colorido manifiesto, muestra la caricia de la vida en mi rostro, mi
corazón con centelleos de sentimientos encontrados, todo es brisa, sol,
bullicio lejano de seres viviendo el momento, este momento, mi momento,
paralizo quejosas memorias, contemplo flores danzando por el canto de su
cumpleaños, el perfume impregna mis neuronas, donde la mente pincelan paisajes
de amores, el aura hace su música, los árboles bailan al compás de su danza, la
naturaleza en plenitud retoza de un lugar a otro, como su propia libertad lo
exige. Siento ruido a mi lado, casi sin darme cuenta lo ignoro, creyendo que es
parte del instante que estoy palpando, pero un retoño con bellos ojos grandes, celestes, pestañas
largas y una carita angelical, yacía junto a mí, se inclina, me mira, una
sonrisa dulce, pura y tierna , hace una pregunta… ¿estás solo?... una increíble
figura de apenas cuatro añitos, colmó mis ojos, su cabellito rubio enrulado
abanicando las expresiones, esperaba mi respuesta, sonrió, su cuerpecito movedizo tendió su manito sobre
mi cabeza, recibió mi sorprendida sonrisa donde respondo un, sí… me quieres
acompañar …! Sin repetirlo, aceptó la
invitación, su vocecita me arrolló con un, (¿y porque estás solo?... pequeña
pregunta y que gran sentido… mi ser perplejo, al sentir que alguien con tan
virgen pureza pudiera sacudir mi estado…
¿quién era? ¿Porque aquí? Mi fortaleza debilita, mi vos casi cerrada y confusa,
vuelve contestar, no… ¡solo no!, con mi soledad… ¡pero yo no la veo!!! Respondió,
es que siempre está conmigo y nadie la ve. En ese momento se plasmó todas mis
primaveras, de niñez, adolescencia, juventud, hombre y adulto, todo se
fotografió en diferentes matices paisajes, de igual manera el interrogatorio
apresurado con frescura y ansiedad, estaban en mis oídos, pero como un cumplimiento
respondía casi de memoria ante la niñez. Todo era extraño, alguien me enfrentó
en donde estaba… yo, sin saber que hacía ahí, comprobé que en verdad, ya no
tenía primavera, serré mis ojos, una pequeña lágrima acompañaba mis párpados y
un sensible revuelo me hizo saber, que mi pequeña compañía acudía al llamado de
su juego. Su imagen la perdí en la distancia, traté de volver a encontrar, pero
nada cerca existía, fue donde tal ser pequeño, no fue más que mi alma que nacía
entre los recuerdos de mi vida. Nunca supuse que los sentimientos acumulados en
mi alma, se desvanezcan o se alejen de mi corazón, para luego desesperadamente
corra tras ellos, cuando toda una vida, busque mi lugar para amar.
YoAmor