Eres piel de mujer, eres imagen desnuda para mis ojos, eres pasión para mi cuerpo, eres deseos para la lujuria de mis sentidos.
LA TARDE DE ESTA TARDE
pero los tiempos y las pausas de palabras bellas,
se marchitan, cuando cuentan y cantan el dolor del alma,
Ser tuyo es mi deseo, así que me haré viento para que me sientas.
Me haré noche para que me sueñes,
y me haré tu poema para que me leas.
Así, me tendrás y te tendré en todo momento.
Me he dado cuenta que tengo este amor que está en mi corazón,
pero no puede estar en mi vida.
Sabes… tengo ganas de besarte, saborearte,
morderte muy suavecito, porque de tu boca
una mordida tentadora, es perderme localmente
en un beso con el sabor de tus labios.
Y te besé en mis sueños, te abracé en la distancia,
Y te pienso a diario, pero te amo en silencio.
Orlando Mario Soverchia - YoAmor D/R
derechos reservados
UN
INSTANTE
Te
tuve entre mis brazos, tu piel erizada,
provocada por mis caricias.
Me
besabas, te besaba, te miré, me sonreí,
te
dije muy despacio, no me ames tengo miedo.
Tus
ojos brillantes, me miraron muy fijamente,
y
sensualmente me dijiste, déjame que solo yo te ame.
Tu
respirar en mis oídos me hacía sentir culpable
de lo
que tu sentías, y lo que yo no quería,
pero
te deseaba en ese instante.
Mis manos seguían en tu cuerpo,
tus
labios acariciaban los míos sin detenerse,
solo un decir - Por favor no quiero que me
ames,
porque yo no puedo volver amar,
no
deseo volver sentir dolor por tanto querer. -
Perverso
soy por lo que pido, y cruel con mi amor ansiado,
ya
nada tiene sentido cuando mis pensamientos no son a tu ser.
Te
quiero a mi lado, pero no en mi vida,
solo
necesito estar sin nadie en mi camino,
porque
mi único y verdadero amor,
solo
durará un instante.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
ALUCINAR
Nunca imaginé que mi pasión por
ti llegaría al extremo.
Al extremo donde duele mis
manos de apretarlas por no verte,
por no saber dónde estás y tal
vez con quien ahora tiene tus besos.
Enojarme con el momento de
pensarte o recordarte.
No me permito imaginar que tus
labios reposan sobre otra boca.
Tu cintura es abrazada con
otros brazos y tu mirada hacia sus ojos.
No quiero sentir tu voz en mis
oídos diciéndole te quiero.
Niego toda imagen de amor, en
suponer tu cuerpo desnudo,
y ese hombre a tu lado,
haciéndote suyo.
Duele mi ser y lastimoso mi
corazón, se queja por lo que siente.
Mis lágrimas acompañan este
estado sin sentido,
por creer todavía en este
sentimiento que siento por ti,
y alucinar que tu amor por mí,
lo tienes como el primer día.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
VIVIENDO LA MUERTE
El día se va recostando en una
tarde cruel y despiadada, aquel viejo de casi nueve décadas, se encuentra ante
la posibilidad de su última jugada con la vida. Su cuerpo, pequeño y
enflaquecido por la enfermedad y la vejez, lo exponen sin vergüenza ante la
mirada de algunos cercanos a él. Su mirada cada vez más fija, con ojos muy
abiertos por no poder identificar la figura de quienes están a su lado, balbucea
lo que quiere decir, y grita el dolor de sus huesos.
La muerte está viviendo con él,
le pide su alma, pero él desiste todavía; ella lo ataca con soberbia y
desparpajo, e ironiza su estadía sin importarle que lo humilla. Lo abraza con
delicadeza y muy suavemente le va cambiando el rostro, su nariz se va agrandando,
la mandíbula se profundiza con la piel pegada a sus huesos, su boca se va
marchitando y la comisura de sus labios, quedan marcadas alrededor de su mueca de
sorprendido. No entiende que le está pasando, o sí. Por momentos cierra los
ojos y la foto de alguien que descansa, se plasma en una macabra imagen de que
ha perdido la partida. Se quiere ir, se quiere alejar de la realidad, no puede o
no sabe, pero sí desea, no estar más, viviendo la muerte.
Orlando Mario Soverchia-
YoAmor
TE VI
Repasando…
Te vi, te miré, me detuve a mirar, no te conocía, me gusto observar, te volví a
mirar, me interesó saber de vos, te busqué en tantos lugares…y te encontré. Te
miré más de cerca, intenté comunicarme, lo logré, te seguí mirando, te dije
palabras bonitas para mi gusto, te pregunté si te gustaban, me respondías que
sí, más me ilusionaba en hablar, susurrando sentimientos de amor, una y mil
veces… ¡AHH!... Te volví a mirar, te volví a buscar, te encontré, volví hablar,
ya eras parte de mí y el pensar que tenía que dejar de mirar o de hablar, ya te
extrañaba. Escuchaba tus expresiones, sentí que te acercabas en situaciones con
palabras con propuestas jugadas. En tantos lugares te imaginaba, sin embargo…
te vi, te miré, me detuve, te busqué, te encontré, te pregunté, ¿estás a mi
lado? Respondiste… no quiero nada engorroso, te volví a mirar, te volví a preguntar.
- ¿tienes miedo?... respondiste. - No lo sé, es complicado, te miré, te busqué,
te hablé, te pregunté, y manifestaste… No señor no quiero seguir a su lado. Te
miré, te pregunté, ¿porque?, tu silencio me decía que no lo sabías o no
querías. Todo se había perdido, de igual manera, te seguí mirando, te seguí
buscando, te seguí extrañando. ¿Dónde estás ahora? ¿Por quién piensas?...
¿Piensas en mí?... ¿No tienes en quién pensar? Entonces, ponte a pensar en mí, hazme
lugar, por lo menos estoy a tu lado.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
REPROCHES
SALIR DE LA SELVA... Y PENSAR
Una tarde casi indescriptible por
la bruma que rondaba el día, fastidioso
de donde me encontraba, escapé del tormento de ese día. Sin prestar atención,
la mirada llegó sin una visión fija, solo
árboles, un llano con pastos y siembras, me bajé de ese viaje para respirar lo que parecía que faltaba y por supuesto,
nada, solo el malestar se distendía en hacer lo que no quería. Busqué un árbol,
desparramé mi espalda en su tallo rústico y grueso, lo suficiente para que mi
cuerpo se encuentre relajado, solté mis brazos a mi costado, donde todo se
rendía, fijando mi vista hacia la copa de ese árbol, cuando entre sus hojas se
cruzaban los rayos y el resplandor salpicado del sol, el
silencio se tendió a mi lado, me dejó pensar, mirar lo que no veía. Los pájaros
me contaban de su vuelo y de su andar entre las hojas y el suelo, llegarían,
a su comida del momento. Seguí mirando hacia un lado y al otro y el silencio me
empezó hablar, diciéndome que me acuerde de mi vida, y lo escuche. Comencé con
mi niñez desde que me acordaba, entremezclada la sentí feliz, algunos
inconvenientes y discusiones de mis padres también llegaron a mis oídos, porque
el silencio dictaba la que olvidaba y nada dejaba de lado en mi lectura. Seguí
adelante, ya tenía libertades de amigos, de juegos, de travesuras y
divertimentos. Seguía mirando ese paisaje como si fuera un cuadro de pintura,
al dejar mis ojos fijos y casi sin pestañar lo suficiente, en cada instante,
veía pasar por un túnel al pasado y encontrar mis cosas desteñidas y otras, con
los colores naturales de la misma vida. Pasé por la pubertad con las
prohibiciones y las picardías que en esos tiempos era un agravio, la
adolescencia, empezaba hacer pestañar mis ojos
acercándome a la luz de ese túnel tan imaginario pero real, para llegar a la débil
realidad en donde y como estaba viviendo. No quise dejar al silencio solo y lo
seguí acompañando, moviéndome de costado, tomé una pequeña rama y sin darme cuenta
comencé a escribir nombres, frases, palabras, realizando un grafiti tan inmenso para mí alma y tan insignificante
para ese lugar. Por un instante quise traer todo y entregárselo al silencio
para que todo se borre o todo se quede dentro de
mí… Pero la nobleza de la naturaleza, me
sacó de la selva, me dejó pensar y hablar con mi propia vida hasta mis días, y
de un salto, desperté de un sueño hermoso y de un abrazo despiadado, para darme
cuenta que todo lo que había pasado fue un sueño de día, que mi tiempo pasa y no pasa para que pase, nada quiero y quiero todo,
me alcanza la madurez en pensamientos, reflexiones, comparaciones con los
tiempos que deberé enfrentar, darme cuenta que cada segundo de un suspiro, se
aleja mi vida, para que vaya recibiendo la tranquilidad, la torpeza y la incomprensión
de la juventud, hasta darme cuenta, que falta poco en esta larga y corta vida
que me queda. Por eso, como una vez lo pedí a una persona.-No me dejes solo… Ahora
se lo pido a Dios, NO ME DEJES SOLO Y PENSANDO.
Orlando Mario Soverchia-
YoAmor
RUTINA:
Estoy
cansado de la rutina, porque siempre es rutina.
RUTINA,
porque siempre hay un día y una noche y me tengo que despertar de día o no,
para ir al trabajo o no, para hacer fiaca, hacer actividades o para quedarme
levantado o no.
RUTINA,
porque tengo que utilizar el mismo vehículo o no, después cambiarlo o no, o
quedarme sin nada.
RUTINA,
porque tengo que caminar o quedarme
sentado, ver gente que hace lo mismo o no, saludarla o no.
RUTINA,
porque tengo que hablar o quedarme callado, abrir los ojos o tenerlo cerrados.
RUTINA,
porque tengo que ver el cielo, el sol, la luna, las estrellas, las nubes, la
lluvia y se ven de día o de noche en los mismos lugares o no mirarlos.
RUTINA,
porque estoy viviendo en una casa y si quisiera en otro lugar o no vivir en
ningún lado.
RUTINA,
porque hay gente y animales en movimientos y estoy yo en este mundo.
RUTINA,
porque hay claridad y oscuridad, que se puede ver o no.
RUTINA,
porque estoy enojado o bueno, triste o alegre, río o lloro, callo o grito.
RUTINA,
porque tengo que pensar, a veces no, otras no puedo.
RUTINA,
porque me tengo que bañar o no, vestirme o no.
RUTINA,
porque tengo la misma familia, en el mismo lugar, haciendo lo mismo, que me
quieran ver y yo a ellos, o no.
RUTINA,
porque todos los días hay gente que nace y otras mueren.
RUTINA,
porque tengo que comer, beber o no.
RUTINA,
porque este mundo es el mismo, nada cambia o cambia todo a cada rato.
RUTINA,
porque siempre veo y siento, en el mismo lugar y de la misma manera.
RUTINA,
porque siempre me miro al espejo y me veo siempre yo.
RUTINA,
porque la rutina es tan rutinaria que todo lo rutinario que escribo,
en
algún momento la rutina, a todos les llega.
Orlando Mario Soverchia-
YoAmor
AGONÍA
El frío abraza mi alma, el cuerpo se abriga de pesares,
el corazón se acobija de sentimientos
y los sentidos calientan mi razón,
instantes que aparecen
como una eternidad.
Los recuerdos y las nostalgias de un amor,
se presentan inmóviles, quietos ante mí,
sin figura ni contorno, solo la tenue imagen de lo que fue
y el tallado profundo de lo que quiero olvidar.
Son las cuatro estaciones de mi vida,
y los colores del dolor y las alegrías.
Mi tormento no es el pasado ni el presente,
mi agonía, es por lo que sentiré en el futuro,
sin tu amor y sin tu presencia.
Repito y repito atormentado: QUIERO AMARTE
Te
necesité y te necesito. Recuerdo cuando te abrazaba, cuando te dije amor. Estoy
sintiendo angustia por no volverlo a decir... te amaba. Te quería, necesitaba
tenerte a mi lado, no eras mía ni eres mía ¿qué voy hacer sin ti? No podré ver
tus ojos sonrientes, no podré sentir tus labios, pero cuanto te amaba...
Sufro
al pensar que ya no te tengo, y no te puedo escuchar, pero ¡¿porque no te tengo?!
Necesito… necesito acariciarte, necesito besarte, necesito amarte, ¿pero porque
no te tengo? Tu figura ya no la veo, tu caricia ya no la siento, tu voz ya no
la escucho, pero ¡cuánto necesito amarte! Espero que este amor se diluya, que
no me siga perturbando, porque te extraño tanto, te odio tanto por esperarte,
te odio tanto por amarte. ¡Cómo te amo! Me traes recuerdos de haber amado, me
duele saber que ya no estas a mi lado, pero te amo. Sé que no eres mía, también
sabía que no me pertenecías, pero yo sin querer, te he amado. Son palabras simples,
sin poesía, pensamientos que existían y yo aquí, recostado, extraviado. Estoy
pensativo, estoy aturdido, pero no estás a mi lado. Te quiero a mi lado, te necesito
a mi lado, quiero escuchar tu voz y poder decir cuánto te amo, ¡¿Por qué?!
Porqué te dejé ir… porque te peleé, porque te alejé, porque quise pensar que no
sentía amor por ti, cuando ahora sé, que solo necesito amarte, y tú podrías
quererme.
Tu
despedida me hirió, tu saludo me desorientó, quedé sin rumbo, no sé dónde ir, no
se caminar, solo quería amarte. ¿Porque miro tu pasado, porque recorro el mío,
si tan solo quiero el hoy a tu lado? Te necesito, te extraño, te quiero y te
amo. Tu tiempo no está en mi tiempo y te fuiste a otros brazos, pero yo quería
amarte. Me gustaba mirarte cuando reías, cuando me hablabas y ahora me doy cuenta,
que ya no eres nada, solo recuerdo de un presente pasado, quería que fueras
mía. Yo te extraño, no te olvido, ya no puedo, solo quería darte mi amor. Tu
mirada era una caricia a mis ojos, tus palabras un remanso, tus momentos eran
siglos que me dabas y ahora sé, que no estabas a mi lado. Como hago, que hago,
que siento, no sé lo que tengo, no sé lo que quiero… o si, quería amarte y tu
figura no desvanece porque tenía amor para darte. Tengo bronca porque te amo,
desdicha de no saber cuidarte, mi corazón latiendo a cada instante diciéndome
que te necesita. No sé cómo buscarte, no sé cómo traerte, pero sí sé, que no me
perteneces. No puedo comprar tu amor, porque ya te han embargado la vida, y yó necesito
amarte. Me gustaría volver a escuchar tus melodías, de que alguna vez me has
querido, me has amado, me has deseado. Estoy aquí, hablando con mi razón,
reprochando mi existencia, todo es dolor y confusión. Repito una y mil veces,
quiero negar que me sucede, pero no puedo mentir a mi alma que solamente
necesita amarte. Te pienso, te hablo, me respondo y siento, que quiero amarte. Estás
lejos y solo quiero amarte, te fuiste y pienso en amarte, partiste, y solo
quiero amarte, pero ¿porque todo esto? sí sé, que no me quieres más a tu lado.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
QUIEN ÉS
Hola, buenas tardes… ¿cómo estás mi amor?...
Ese saludo despertó la vida que tenía,
aquel que cacheteó mi razón y mis sentidos.
No me dejó acercar a sus labios, mucho
menos abrazarla.
Un paso atrás fue su movimiento, un tanto
molesto e inesperado.
Me sorprendió, me confundió, me asustó…
veía su cara muy sería.
Llevó sus manos a su rostro, refregó sus
ojos y con decisión, me dijo:
-. No quiero seguir más a tu lado, no te
quiero y menos te amo. -
El silencio nos abrazó a los dos, el lugar oscureció,
el dolor me apretó.
Quería abrir mi boca, emitir sonido, y solo
mis labios entreabiertos,
hicieron una selfie de mi figura en
negativo, en esa habitación.
Muy suave su voz, arrepentida dijo… -. Lo
lamento,
no quiero lastimarte, pero él, es mi nuevo
amor, lo amo y hace mucho tiempo.
Caído y pisoteado mi corazón y mis
derechos… tomé aliento,
mi pecho galopando de tormento, mi cerebro
atontado, y manipulado por aquella
realidad.
Quise ser guapo y hombre superado de ese
momento,
extendí mis brazos, tomé y apreté sus manos
nerviosas,
con bronca y confundido rompí en llanto mi
congoja,
mis ojos no veían, solo el torbellino por
esa confesión.
Las palabras no existían, solo esa maldita
canción de lamento
acompañaban la escena vergonzosa.
Me incliné abatido por tanto malestar, ella
puso su mano sobre mi cabeza,
acarició mi pelo muy mansamente, dolida
pero aliviada intentó levantarme,
mis brazos caídos resbalaron entre los suyos,
desplomé todo mi ser y
rendido por el desgarro de mi alma, levanté
mis ojos en busca de una respuesta,
humildemente y sin importar como me veía,
torturé mi amor preguntándole:
¿QUIEN ES…?
Orlando
Mario Soverchia- YoAmor
Hoy, sin que te dieras cuenta, estuve observando lo que
estabas haciendo. Te mirabas al espejo, te pintaste los labios con el color que
a mí me agrada, te pusiste la ropa que más sensual te queda y a mí me cautiva.
Caminabas de un lado a otro haciendo posturas y gestos de los que yo te pido, y
me di cuenta que te preparabas para mí. Te esperé, me hice el sorprendido de
todo lo que veía, pero cada vez que te veo y sabiendo que te veré de la misma manera
que lo hice mil veces, tengo que detenerme un buen rato, observarte asombrado
por todo lo bella que eres por dentro, porque eres mi amor, sin ver lo que
llevas puesto.
Orlando
Mario Soverchia- YoAmor
LA
MUJER
Hablar de la mujer es ser
inconsciente, imprudente, tal vez, “un don nadie”.
Para mí, la mujer es sinónimo de
vida; por ella nacemos, nos alimentamos, reímos, lloramos, sentimos calor y
sabemos de nuestras necesidades. Por ella pensamos, nos enojamos, advertimos
dolor, nos sentimos hombres como
especie, encontramos la razón de un porque, practicamos el machismo estúpido de
la inconciencia. Para no sentirnos solos, por ella comenzó la guerra. Nos hace
sentir pequeños y nos forja grandes. Porque nos sabemos inferior como linaje
humano, competimos, y por consiguiente empleamos la fuerza; pero ella posee la
más grande de las fuerzas, porque ostenta la perfección de fabricarnos sin
error. Se muestra débil pero se sabe fuerte, se equivoca y nada le importa, la
lastiman, sin embargo, sabe curarse y recuperarse, desaparece cuando quiere y
se muestra en el momento justo. Tiene los tiempos repartidos para cada instante de sus días, ama su fruto sin
límites, lo atiende y deja su propio cuerpo al
deseo, cuando ella lo pretende. Ella nos mira, nos elije, nos sonríe, nos habla
y somos suyos. Nos hace sentir que decidimos, que sabemos de la vida y del
poder, que somos por quien ellas suspiran… y la simpleza de su todo, nos regala
esa creencia para dominar sin dominar. La mujer es la única que llora y ríe a
la vez… Por parir a su hijo, por ser feliz, por sentirse enamorada, por estar
nerviosa o sentirse amenazada, por pensar en un momento que no quiere encontrar
y de alejarse de un amor que ya quiere olvidar. Por eso no alcanzan las razones
y los porqués para escribir sobre ella,
tampoco el tiempo que se le debe dedicar, porque la mujer, tiene tanto para dar
como tanto que sacar. Ella te hace un dichoso, maravilloso y hermoso macho, se
sabe hembra, se encuentra en el medio de este mundo y tiene la dicha de estar
triste y alegre, por la simpleza de ser mujer.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
SALIR DE
LA SELVA... Y PENSAR
Una tarde casi indescriptible por
la bruma que rondaba el día, fastidioso
de donde me encontraba, escapé del tormento de ese día. Sin prestar atención,
la mirada llegó sin una visión fija, solo
árboles, un llano con pastos y siembras, me bajé de ese viaje para respirar lo que parecía que faltaba y por supuesto,
nada, solo el malestar se distendía en hacer lo que no quería. Busqué un árbol,
desparramé mi espalda en su tallo rústico y grueso, lo suficiente para que mi
cuerpo se encuentre relajado, solté mis brazos a mi costado, donde todo se
rendía, fijando mi vista hacia la copa de ese árbol, cuando entre sus hojas se
cruzaban los rayos y el resplandor salpicado del sol, el
silencio se tendió a mi lado, me dejó pensar, mirar lo que no veía. Los pájaros
me contaban de su vuelo y de su andar entre las hojas y el suelo, llegarían,
a su comida del momento. Seguí mirando hacia un lado y al otro y el silencio me
empezó hablar, diciéndome que me acuerde de mi vida, y lo escuche. Comencé con
mi niñez desde que me acordaba, entremezclada la sentí feliz, algunos
inconvenientes y discusiones de mis padres también llegaron a mis oídos, porque
el silencio dictaba la que olvidaba y nada dejaba de lado en mi lectura. Seguí
adelante, ya tenía libertades de amigos, de juegos, de travesuras y
divertimentos. Seguía mirando ese paisaje como si fuera un cuadro de pintura,
al dejar mis ojos fijos y casi sin pestañar lo suficiente, en cada instante,
veía pasar por un túnel al pasado y encontrar mis cosas desteñidas y otras, con
los colores naturales de la misma vida. Pasé por la pubertad con las
prohibiciones y las picardías que en esos tiempos era un agravio, la
adolescencia, empezaba hacer pestañar mis ojos
acercándome a la luz de ese túnel tan imaginario pero real, para llegar a la débil
realidad en donde y como estaba viviendo. No quise dejar al silencio solo y lo
seguí acompañando, moviéndome de costado, tomé una pequeña rama y sin darme cuenta
comencé a escribir nombres, frases, palabras, realizando un grafiti tan inmenso para mí alma y tan insignificante
para ese lugar. Por un instante quise traer todo y entregárselo al silencio
para que todo se borre o todo se quede dentro de
mí… Pero la nobleza de la naturaleza, me
sacó de la selva, me dejó pensar y hablar con mi propia vida hasta mis días, y
de un salto, desperté de un sueño hermoso y de un abrazo despiadado, para darme
cuenta que todo lo que había pasado fue un sueño de día, que mi tiempo pasa y no pasa para que pase, nada quiero y quiero todo,
me alcanza la madurez en pensamientos, reflexiones, comparaciones con los
tiempos que deberé enfrentar, darme cuenta que cada segundo de un suspiro, se
aleja mi vida, para que vaya recibiendo la tranquilidad, la torpeza y la incomprensión
de la juventud, hasta darme cuenta, que falta poco en esta larga y corta vida
que me queda. Por eso, como una vez lo pedí a una persona.-No me dejes solo… Ahora
se lo pido a Dios, NO ME DEJES SOLO Y PENSANDO.
Orlando Mario Soverchia-
YoAmor
SENSACIONES
La noche
nos alcanzó, los pensamientos se juntaron,
y el
deseo se apoderó de ese instante que tanto deseamos.
Nada se
interpuso entre nosotros, solo nuestros cuerpos y la piel,
los besos
fueron el primer paso a nuestras ganas, uno tras otro.
Mis manos
comenzaron a recorrer su cuerpo muy lentamente,
su cara,
cuello, pechos, cintura y muy suavemente entré en sus muslos.
Sus ojos
se cerraron, su boca se entreabrió con sus labios humedecidos,
mis
piernas sobre las suyas me hicieron sentir muy pegado a ella:
Mordidas
muy suavemente hacían el recorrido de arriba abajo y de un costado a otro.
Me
prohibía seguir adelante con mis deseos, para imaginar que mucho faltaba,
suspiros,
respiración profunda, el sonido de los besos sobre los cuerpos
dibujaban
su cadera, apretaba sus nalgas, rosaba su venus, todo en un solo instante.
Contorneábamos
las figuras, ondulábamos el frenesí y nos sentíamos más juntos.
Sus manos
entre mis piernas, atrevidas buscaban mis partes,
mi cuerpo
se entregó a sus caricias, besos, y más caricias y más besos.
Nos tocábamos,
nos alejábamos, nos mirábamos, nos besábamos y otra vez pegados.
El juego
de ese estado de perdición y de movimientos lentos, nos pusieron al borde de la
inconsciencia,
perdidos
en la cama por no saber que hacer de todo lo que sentíamos, el silenció grito
lujuria.
Un grito
de placer, un movimiento sobre ella, estaba divulgando las sensaciones de
habernos amado sin control.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
SOLO Y
UNICAMENTE VOS
Este día
quisiste cambiar de lugar, dejaste recuerdos, y tu imagen ya no está.
Abandonaste
tu ser, partiste sin querer, y te fuiste sin mí.
Te hice
en mi cuerpo, te di todo mis sentidos y compre este mundo para vos.
No
entiendo que pasó, y lo único que sé, que siento vacía mi alma.
No te has
llevado nada, pero si mis entrañas, y vivo muriendo cada día.
No quiero
quedarme subsistiendo, porque nada importa ya.
Mi única
ilusión saber que estás todo mi tiempo en mi corazón.
Te
acurruco en mis sentimientos y te acaricio con mis nostalgias.
Porque
hoy, ángel de mi vida, eres la única razón que siento,
En querer
partir a tu nuevo mundo, y vivir a tu lado.
Orlando
Mario Soverchia- YoAmor
SOLO Y ACOMPAÑADO
Es la primera vez
que me encuentro solo
en estos días de
tristes festejos,
pretendo
encontrarme con el entorno festivo,
y sólo se asoma
la compañía de aquellos momentos.
Me pregunto si es
donde debo estar o solo es pasajero,
me adentro entre
los misterios de mi propia alma,
buscando salvarme
de aquellas memorias,
y estoy solo y
acompañado de tantos recuerdos.
Me siento solo y
acompañado de un amor equivocado,
de tantos enojos
que no justifican,
por aquellas
rabias de grandes conflictos,
y decisiones
enardecidas que fueron confusas.
Me siento solo y
acompañado de nuevos encuentros,
un tanto extraños
y otros desechos,
me atraen… me
corren, de todo el pasado,
y cada uno de
ellos, deja y tienen las mismas miserias.
Me siento solo y
acompañado de silencios y gritos,
de risas y
llantos, querencias y malquerencias,
de seres
perdidos, otros encontrados,
de todo un pasado
que ya, nunca regresa.
Solo y acompañado
de pequeñas y grandes historias,
de tantos halagos
y otros tantos de grandes reproches,
con reflexiones
que nunca pude y quise aceptar,
como también de
aquello que siempre dejé dispersar.
Me siento solo y
acompañado con montones de dudas caprichosas,
con las mismas
marchas y contramarchas de los pensamientos,
juntando avives
de un solo sonar ante mi gran pesar,
que solo legaban
a mí, para robarme la justa equidad.
Me siento solo y
acompañado de injusticias de un lado y del otro,
de necesidades
caprichosas y algunas no sabidas,
por lo que ahora
y en este momento,
siento necesidad
de acercar mi soledad a una nueva vida.
Orlando Mario
Soverchia- YoAmor